Juntos a la par

La CGT afín al Gobierno Nacional ya no es tan afín ni esta tan de su lado. Desde la asunción de Antonio Caló al frente de la Confarreación General del Trabajo reconocida por el Ministerio de trabajo (aunque aún no fue homologada, aun) la cercanía y buena onda fue cesando y hoy la relación se volvió cautelosa y con algún condimento de riesgo.

Tanto es así que las dos facciones de la central obrera, la del metalúrgico y la de Moyano analizan, en el corto plazo, reunir fuerzas y volver a ser. Volver a ser una. Volver a tirar todos para el mismo lado, volver…

Todo comenzó (y continua) con el mal denominado Impuesto a las Ganancias, ya que originalmente este se llamó “Impuesto a la Riqueza” e incluía, justamente, a los que generaban esa clase de ingresos y no un salario que hoy puede llamarse digno, o no. Por el lado del líder de la U.O.M, las formas de protesta eran claves en la discusión por lo que prefirieron hacerlas en una mesa ovalada y de elegante sport a juntarse en una plaza con miles de trabajadores al grito de “El Salario no es ganancia”.

Por el otro, la vestimenta no fue fundamental, la mesa era, a ese momento (y a este también) inalcanzable e indeseada por lo que bajaron del estribo y el pueblo se pronunció. “La única CGT es la nuestra”, pregonaban los aliados del camionero.

Luego, la suba del 20% al impuesto a la riqueza anunciado por la presidente Cristina Fernández de Kirchner, en un fervoroso aplauso, dejo inconforme a todo el arco sindical; desde la Metalúrgica, hasta Camioneros, pasando por el sindicato de los Peajes, taxistas y los canillitas, todos terminaron reflexionando de la misma forma.

La constante puja de Hugo Moyano hacia el Gobierno de la Dra. es, parece, unánime ahora. “Estamos preocupados por la economía”, dijeron desde la nueva conducción.

Entre toda esta riña, el líder de la CGT con sede en la calle Azopardo, lanza su nuevo partido político y acumula cierto rechazo desde algún ex aliado e indiferencia y respeto por parte de otros. Viviani, líder de los taxistas sentencio que “el muchacho ya esta grande”, mientras que desde los municipales, como Rubén García, señalan que “cada cual tiene derecho a hacer lo que quiera políticamente”. Si bien estas jugadas no han tenido históricamente un final feliz (véase El Salto de lo gremial a lo político, por Juan Manuel Morena) el sindicalista más importante de los últimos tiempos redobla la apuesta y se la juega al 2013 y, ¿por qué no? según su dichos, al 2015.

El congelamiento de precios por 60 días por parte del Ministerio de Comercio, a cargo del Sr. Guillermo Moreno, puso un signo de interrogación y admiración en los líderes del movimiento obrero ya que todos se preguntan si este es, realmente, el fondo de la cuestión y fundamentalmente, que pasará en al día 61; subirá todo de golpe o, como pidió Calo: “esto tiene que ser sostenido en el tiempo”. ¿Será?

La relación Calo-Gobierno-Gobierno-Calo subió a una nube y se mantiene suspendida en el aire mientras que se analiza desde la mediana altura, la posibilidad de aunar gestiones e ir, como diría el gran Roberto Napolitano, Juntos a la Par.