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ANÁLISIS Y OPINIÓN

¿Cuánto vale la formalidad laboral?

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De acuerdo a las últimas estadísticas oficiales, 36% de los argentinos trabajan en condiciones de informalidad; esto es: poseen un empleo en el que no tienen obra social, aportes jubilatorios, vacaciones, salario familiar, aguinaldo, ni estabilidad laboral.

Obviamente las precarias condiciones de contratación afectan a muchos trabajadores de distintos ingresos, pero más fuertemente a los que además, poseen salarios bajos, por lo que sin dudas la formalización del 100% de la fuerza de trabajo resulta una prioridad en cualquier agenda de políticas públicas.

Ahora bien; aunque el objetivo de máxima debiera ser el de tener empleos que posean todos los beneficios de un empleo formal, es plausible pensar que los trabajadores asignen un peso distinto a cada uno de los beneficios.

Con esa hipótesis en mente, un reciente estudio piloto que hicimos junto con Guillermo Cruces, del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la UNLP, nos propusimos la tarea metodológicamente difícil de asignarle un valor a los distintos aspectos de la formalidad laboral.

Usando una novedosa técnica de “Análisis Conjunto Basado en la Elección” les pedimos a los participantes del estudio, que optaran entre distintas ofertas potenciales de empleo, forzándolos a elegir entre trabajos que por ejemplo ofrecían mejores sueldos, pero sin aportes jubilatorios, u ofrecían jubilación, pero no obra social, o garantizaban estabilidad laboral pero no tenían obra social ni jubilaciones, etc. Etc.

Procesando los datos con modernas técnicas econométricas llegamos a varios resultados interesantes.

El siguiente cuadro muestra el valor en pesos que, en promedio, las personas encuestadas le asignaron cada uno de los atributos de la formalidad laboral

Precios sombra de atributos laborales

Seguridad Social

1316,6

Jubilación

1330,3

Estabilidad Laboral

1251,4

Traducido al castellano, lo que el cuadro nos indica es que un trabajador aceptaría gustosamente que le sacaran la seguridad social, los aportes jubilatorios y la estabilidad laboral garantizada, si a cambio le aseguran un incremento salarial de 3,898 pesos (la suma de los tres conceptos).

O puesto en otras palabras; cada vez que un trabajador termina desempeñándose en el sector informal de la economía, es como si el empleador le robara 3.898 pesos de su bolsillo.

El número obviamente es altamente significativo pero lo más notable es que el valor que la gente le asigna a cada uno de esos atributos de la formalidad laboral, cambia mucho dependiendo de la situación propia de cada trabajador.

Lo vemos en el siguiente cuadro

Valor asignado a distintos atributos de la formalidad por diferentes sub grupos poblacionales

Seguridad Social

Jubilaciones

Estabilidad Laboral

Trabajadores Formales

1259,6

1359,8

1313,4

Trabajadores Informales

1362

1285,6

1265

Hombres

1029,6

1128,7

1116,2

Mujeres

1550,8

1489,8

1339,3

Jefe de Hogar

1097,2

1154,8

1138,8

No Jefe de Hogar

1158,9

971,9

633,2

Quintil 2 de la población

469,1

613

560,4

Quintil 4 de la población

990,7

916,6

1068,1

Quintil 5 de la población

923,8

1061,3

862,9

Nótese como, por ejemplo, los trabajadores que ya tienen un empleo en el sector formal valoran más el acceso que el empleo le garantiza a una futura jubilación, mientras que aquellos que hoy se desempeñan en la informalidad le asignan un mayor peso al acceso a la seguridad social.

Una diferencia más significativa se da entre hombres y mujeres; nótese que las mujeres le asignan $ 521 más de valor a un empleo con seguridad social, que los hombres, lo cual resulta lógico a la luz de la mayor necesidad de la mujer en lo que hace a gastos médicos, por ejemplo por su condición de madre. También le asignan más valor a una jubilación futura y a la estabilidad laboral, pero allí las diferencias son más pequeñas; solo $ 361 y $ 223 de diferencia con los hombres respectivamente.

Donde aparecen las diferencias más importantes son entre los grupos de trabajadores con responsabilidad de sostén del hogar y los que no son jefes; a estos últimos les resulta mucho menos significativa la estabilidad laboral.

Finalmente, cuando ordenamos a la gente por su ingreso vemos que los quintiles más bajos de la distribución (los más pobres) no le asignan tanto valor a cada uno de los atributos de la formalidad, como los participantes de los quintiles más acomodados. Puesto en números esto resulta sumamente lógico; una familia del quintil 2 de la distribución de ingresos aceptaría un empleo completamente informal, si el empleador le asegurara un salario $ 1642 más alto, que resulta menos de la mitad de lo que pide como compensación un trabajador del promedio, porque a los más pobres les importa mucho mas el aspecto monetario del empleo; esto es: el salario de bolsillo que efectivamente terminan cobrando.

En síntesis, los resultados de esta investigación son preliminares y deben ser tomados con cautela, pero estarían indicando que los distintos grupos de trabajadores valoran de modo bien diferente a cada uno de los atributos que hacen a la formalidad.

Naturalmente que lo ideal sería que todos los empleos estén completamente formalizados y tengan salarios acordes al costo de vida de las familias, pero lo que los resultados de esta investigación sugieren es que si hubiera que priorizar esfuerzos estos deben apuntar a garantizarle acceso a obra social a las mujeres, estabilidad laboral a los jefes de hogar, buenas jubilaciones a los que ya están formalizados y mejores salarios de bolsillo a los trabajadores de más bajos ingresos, incluso sacrificando en este último subgrupo prestaciones de seguridad social, jubilaciones y estabilidad laboral.

Martín Tetaz

Economista

Investigador UNLP

 

 

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