La Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas (CSA) y la Confederación Sindical Internacional (CSI) analizaron el impacto de la salud mental en la clase trabajadora durante la IV Conferencia de Mujeres Trabajadoras, Jóvenes y Diversidad, realizada en Carabobo, Venezuela. La reunión subrayó el efecto de condiciones como la precarización laboral y el desempleo en mujeres, jóvenes y personas de diversas identidades.
Según Kaira Reece, secretaria de Desarrollo Sustentable de la CSA, «la salud mental y física son inseparables y esenciales para el bienestar de los trabajadores».
Durante el evento se evidenció que la sobrecarga laboral, el estrés y la ansiedad son los problemas más frecuentes, especialmente en sectores con condiciones laborales precarias o informales. Reece confirmó que factores como la migración en Venezuela agravan estos efectos, afectando particularmente a las mujeres y jóvenes que enfrentan tasas crecientes de ansiedad y estrés.
Jordania Ureña, secretaria General Adjunta de la CSI, solicitó que se incluya la salud mental en la agenda de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según Ureña, es fundamental que las negociaciones colectivas consideren la salud mental para proteger integralmente a los trabajadores.
La CSA y la CSI reafirmaron su compromiso en la defensa de los derechos laborales con un enfoque en salud mental y protección de los sectores más vulnerables. La conferencia finalizó con un llamado a acción para que la salud mental sea reconocida como un derecho laboral.