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ANÁLISIS Y OPINIÓN

La conducción del Departamento Nacional de Trabajo, génesis del peronismo

Por Lic. Emmanuel Bonforti – Columnista de Mundo Gremial

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Generalmente cuando se piensa al peronismo se reflexiona acerca de las jornadas del 17 de octubre. En realidad, el origen del Movimiento Nacional que le otorgó dignidad a la mayoría de los argentinos excede las jornadas del 17 y es en este punto cuando surgen discrepancias acerca del origen del peronismo. Para muchos el nacimiento hay que buscarlo en la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, sin embargo, esa creación no contempla un episodio previo a la asunción de Juan Domingo Perón como titular del Departamento de Nacional de Trabajo.

El presente artículo propone dar cuenta de las motivaciones, las consecuencias y el contexto que posibilitaron la asunción de Perón en el Departamento de Nacional de Trabajo.

¿Pero qué era el Departamento Nacional de Trabajo?

Siguiendo el trabajo de Carlos Piñeiro Iñiguez “Perón: la construcción de un ideario”, el Departamento Nacional del Trabajo se crea en 1907. En este punto podemos decir que no es casualidad la fecha. Recordemos que tres años antes se había publicado el informe Bialet Massé, el cual daba cuenta de la situación de la clase obrera en el país. De a poco la cuestión social pasaba a ser un tema de interés para una clase política que se formó al calor del positivismo, con fuerte inclinación a la idea de supremacía que se traducía, en oportunidades, en racismo social.

Sin embargo, la creación del Departamento Nacional del Trabajo no contenía una agenda de grandes reformas progresivas para el Movimiento Obrero. Sus primeros Directores alternaron en posiciones liberales que asemejaban el modo de abordaje norteamericano en relación a la cuestión obrera o el intervencionismo inglés inclinado, en definitiva, a resolver los conflictos del mundo del trabajo a través de laissez faire que terminaba perjudicando a los trabajadores.

Con la llegada de Hipólito Yrigoyen la cuestión obrera tampoco se modificó sustancialmente. A pesar de que el período significó el proceso de nacionalización de la clase trabajadora, el débil gobierno radical vacilaba entre la negociación y la represión, cediendo a éste último impulso la resolución del conflicto.

Durante la década del 30 el Departamento Nacional del Trabajo comenzaba a ser visto como una instancia administrativa que le permitía al Estado intervenir de manera reguladora pero sin embargo, el contexto regresivo de libertades individuales y de conductas leoninas por parte de la clase política no lograron darles una salida progresiva a los reclamos sectoriales de los trabajadores. En paralelo, el Departamento Nacional del Trabajo encontraba un límite en el accionar coyuntural de los sindicatos argentinos inmersos en profundas divisiones ideológicas y atravesados por discusiones del contexto internacional. Era esta agenda, en oportunidades, la que alteraba la organización obrera desviando el foco de las prioridades. Pero lo que bloqueaba en última instancia la posibilidad de una resolución de conflicto era la falta de fortaleza del mismo Departamento el cual no estaba preparado para desafiar los márgenes de poder creados en la Argentina semicolonial previa al peronismo.

Así, previo a la asunción de Perón como responsable del Departamento Nacional del Trabajo, la Argentina atravesaba un escenario huelguístico en ascenso, sin la posibilidad de un orden ya que la era de la política social no era contemplada por la clase gobernante heredada de la Década Infame. De esta manera la comunidad nacional se veía en un horizonte de incertidumbre.

“Denle el cargo al loco de Perón, que se interesa por estas cosas”

De acuerdo a la obra de Hugo Del Campo “Sindicalismo y Peronismo”, fue el General Ramírez el que le abrió la puerta a Perón para conducir el Departamento Nacional del Trabajo con la famosa frase “Denle el cargo al loco de Perón, que se interesa por estas cosas”. Este momento es el que podemos considerar como el comienzo de la era de la Justicia Social en nuestro país.

La llegada de Perón al Departamento Nacional del Trabajo tuvo un doble significado al interior del movimiento obrero. En primer lugar, fue un escenario de resolución de conflictos. En segundo término, funcionó como un espacio de comunión y conocimiento entre Perón y la realidad del trabajo. Este doble significado operó en forma de pinza y al unísono dando, diferentes voces, testimonios de este efecto.

La tarea de Perón a partir de la asunción al cargo fue organizar la fuerza de trabajo en Argentina pero además empaparse de una realidad compleja, partiendo de la identificación de un sujeto concreto de cambio, como el movimiento obrero. De ese conocimiento compartido, Perón dijo: “me incliné hacia los obreros porque entiendo que aquellos que han sufrido en carne propia las necesidades son los que mejor conocen el remedio”. Esa cita resume la mirada realista del entonces Coronel Perón sobre la cuestión obrera. En el país en el que las oligarquías diseñaron los diccionarios y alteraron la realidad Perón, en su paso por el Departamento Nacional del Trabajo, logra jerarquizar problemas producto de ser un político realista.

Esta inclinación a la resolución de problemas comenzó a motivar a diferentes sectores gremiales a acercarse al Departamento Nacional del Trabajo, ya que era la primera vez que las demandas eran escuchadas y los problemas eran solucionados. Este nuevo cambio de paradigma se tradujo en el comienzo de una nueva legislación y en la creación de nuevos convenios colectivos de trabajo que alteraron las condiciones laborales y, en paralelo, significó el comienzo de un nuevo vínculo entre los dirigentes gremiales y las bases. Así también, este período coincide con el crecimiento de afiliaciones a los diferentes gremios que lograron resolver conflictos vía el Departamento Nacional del Trabajo.

Algo más que la era de los derechos sociales. El nacimiento de un pensamiento político estratégico.

Nadie puede negar que en la historia de la humanidad, sobre todo a partir del siglo XX, hubo diferentes intentos y procesos que vienen a modificar progresivamente las condiciones de la clase trabajadora. El Movimiento Nacional Peronista puede inscribirse en esa tradición de fuerzas que logran alterar el curso de la historia ampliando y dándole contenido social a la ciudadanía.

El Departamento Nacional del Trabajo y la asunción de Perón no pueden dejar de ser analizados en un contexto un poco más amplio que fue el de fin de Segunda Guerra Mundial. Con lo cual, al decir de Jorge Bolívar, Perón enfrenta un cuadro complejo de ideología extrema en un mundo que no podía soportar un tercer enfrentamiento bélico mundial. Pero tampoco Argentina podía sostener una dinámica histórica de país semicolonial. La asunción de Perón como titular del Departamento Nacional del Trabajo fue el primer paso para diseñar un modelo de liberación nacional con aspiraciones de justicia social pero lo interesante es que fue un intento original, producto de una reflexión situada en la compresión nacional y en un mundo que demandaba una mirada real sin caer extremos ideológicos.

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