Lindando el anden

Hoy me pasaron una conjunto de hechos que me llamo la atención sobre algo q olvidamos muchas veces. Resulta que salí de casa con un hambre de mi talle, y en la duda de comprar o no un sanguche, veo q al fondo de la vía por alla por constituyentes se asomaba el tren. Cuestión ferroviaria que me decidió a comprar el sanguche. Fue entonces que la rubia quiosquera linda, de esas que solo pueden encontrase lindado el anden, sonrió su simpatía y me dijo «te traje la mayonesa» y después de esta inesperada atención el tren sonó su bocina. Algo mas dijo que no logre enteder. Cache el sanguche y camine con cierta elegancia para salvar la empatía, hasta sacar de su vista el espectáculo poco amable de verme correr el tren con un sanguche en una mano y una coca en la otra. Mi estado físico alcanzo para depositarme dentro del convoy con boleto pero sin aire. Intentaba recomponerme sacándome de encima algún abrigo. Alli yo. Con el hambre, el talle, el boleto, el sanguche, la recuperación del aire, el abrigo, la coca, y la sonrisa de la rubia linda. Y en el desconcierto de este momento tantálico sobre rieles sucedió. Un hombre me ofreció el asiento.»Como va a comer parado, siéntese» me dijo. Un descamisado típico, un laburante. Me senté y lo mire…. sonrió y se fue al otro vagón como sabiendo q lo de comer al paso da cierto pudor…la argentina esta salvada pensé….son los trabajadores.