Este jueves en el marco de la Conferencia Internacional del Trabajo anual, continuó la Cumbre sobre el Mundo del Trabajo bajo el nombre «Justicia social para todos». Paralelamente, se desarrolló una sesión plenaria sobre el comercio internacional que contó con un panel cerrado y la participación de representantes de la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, Nigeria y el Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
«La Organización Mundial del Comercio no está funcionando para los países desarrollados ni para los en vías en desarrollo», evaluó Ngozi Okonjo-Iweala, una economista y experta en desarrollo internacional nigeriana en representación de la The World Trade Organization (WTO). La especialista destacó que en el mundo del comercio «hay un cambio de paradigma. Va a haber ciertos ganadores y ciertos perdedores. Los gobiernos tienen que tener políticas activas. Los países escandinavos quieren invertir más PBI. Algunos países gastaron en gestión social 0,1 del PBI, como EEUU», comparó.
«La pregunta que nos hacemos es: cuando se creó este sistema, ¿cuál era la finalidad que perseguía?», se preguntó la economista en relación a la función que hoy cumplen las instituciones multilaterales creadas tras la Segunda Guerra Mundial, con el presunto objetivo de ayudar a los países «en vías de desarrollo».
Para la representante de los trabajadores y trabajadoras informales de Nigeria, «echarle la culpa solamente al comercio me parece que no es lo correcto», y agregó que en lugar de haberse creado políticas sociales que evitaran la profundización de la precariedad informal, muchos gobiernos no estuvieron a la altura. «Sabíamos que esto iba a ocurrir pero no hicimos nada», sostuvo.
«Las pymes representan el 95 por ciento del empleo en el mundo. Tenemos dos oportunidades», evaluó la representante sindical, y detalló: «mejor resiliencia porque las cadenas de suministro ya no lo son. Atraer las cadenas de suministro a los países que se quedaron en la primera oleada de la globalización. Tenemos que tener políticas para incentivar a las empresas», puntualizó. «Miremos a Marruecos», dijo, y evaluó el panorama geopolítico de por dónde debería el mundo pensar una nueva reestructuración del comercio mundial. «Puede ser China más India, China más Brasil, China más una región pobre en Estados Unidos o en el Reino Unido, donde la gente ha quedado atrás». Citó a establecer un «acuerdo trilateral del comercio digital» en la OIT.
Younes Sekkouri habló de «políticas de compensación» para las pequeñas y medianas empresas de Marruecos. «Pasarán de la dimensión técnica y política a otra dimensión. Hay problemas para articular las leyes y la cotidianeidad», argumentó y llamó a revisar los marcos normativos vigentes para reactualizarlos. «Hay organizaciones institucionales que no son eficaces. Se tienen que reformar».
Se preguntó: «¿quién va a pagar el costo de la digitalización?», y subrayó que «se va a dividir entre las empresas y los gobiernos» para que exista una «financiación de la infraestructura, de las competencias (que significa reconvertir trabajadores) porque retener talento trae un costo». El representante teorizó sobre cómo volver a darle a los salarios el valor que merecen tener hoy para volver a ser dignos y competitivos.
«El comercio electrónico es una oportunidad para las pequeñas empresas y tienen que afrontar dificultades más básicas. Alguien tiene que ofrecer el incentivo para que puedan superar estos primeros obstáculos», y llamó finalmente el diálogo social. Por Sudáfrica habló Cas Coovadia y convocó a las empresas sostenibles como el nuevo horizonte del comercio a largo plazo, que tienen que incluir a los derechos humanos y relaciones constructivas entre los trabajadores para que empresas y sindicatos puedan trabajar en conjunto de cara a la sociedad.
El representante de Marruecos agregó que «las empresas no deberían ponerse en una situación de no participar. Estamos actuando en una economía de mercado capitalista. La economía es lo que es. Tenemos que aceptar que el sistema ha tenido muchas fallas y no arroja los objetivos y resultados que esperábamos», dijo y sostuvo que es menester del diálogo tri-partito volver a reimaginar el capitalismo. «El comercio no es solamente el movimiento de bienes. Tenemos que tratar situaciones incómodas».
También participó del panel Pamela Rosemarie Coke-Hamilton, una abogada jamaiquina experta en comercio que se desempeña como directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional. Expuso que «el comercio siempre ha sido un vector de conexión» y que «se movía entre continentes» en relación a los flujos de los trabajadores y las trabajadoras. Dijo además que el comercio nunca fue en contra de los derechos humanos, sino que «el problema ha sido cuando ha nacido la primacía del comercio y ahí comenzó la desconexión con el desarrollo».
«El comercio tiene que estar al servicio del desarrollo humano y de los derechos humanos», argumentó.
El rol de la delegación Argentina en las comisiones de la Conferencia
Las comisiones de trabajo no presentaron mayores dificultades para los debates entre representantes de trabajadores y trabajadoras, empleadores y delegaciones gubernamentales. Sin embargo, en la Comisión de Protección de quienes trabajan protagonizó la mayor tensión entre las y los representantes debido a la situación de Qatar por la falta de representación sindical del país que fue sede del Mundial 2022.
En tanto, la delegación argentina tuvo un fino timming en los discursos tanto plenarios como a la hora de debatir internamente, siendo un país ejemplo y modelo en materia de legislación normativa a favor de los trabajadores y las trabajadoras como así también en lo que refiere a la libre asociación sindical.