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ANÁLISIS Y OPINIÓN

La compleja trama Sindical en Bolivia

Por Horacio Tomás Saénz. Corresponsal en Bolivia para Mundo Gremial.

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El sindicalismo en Bolivia, alcanzó su mayor índice de participación, en los años posteriores a la revolución que en el año 1952 entronizó en el poder al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que gobernó este país hasta el año 1964.
En este período los mineros y los campesinos tuvieron un importante rol conformando incluso “milicias populares”, que el entonces Presidente Víctor Paz Estensoro y posteriormente su alternante, Hernán Siles Suazo, usaron como fuerza de choque para reprimir cualquier sesgo opositor a su programa de gobierno. Salvo por aquellos que integraron el MNR en sus épocas primigenias y adhieren a la doctrina de ese partido (una mezcla rara de marxismo, nacionalismo, y que su creación fue avalada y sustentada por el gobierno de Hitler, en sus orígenes), algo de peronismo (que Víctor Paz Estensoro supo incorporar después de su exilio en Buenos Aires en los ’50) y que en los ’80 adhirió a corrientes monetaristas,  la conducción del sindicalismo boliviano y una parte importante de sus bases fueron y lo son hasta hoy, clasistas y  adhieren a una variopinta postura ideológica, que va desde el anarquismo, pasando por los adherentes a la tercera internacional y a la cuarta internacional, teniendo el ingrediente “indigenista”, como otro de los factores de preponderancia entre los postulados a esgrimir en todas las ocasiones  que pueden.
El componente campesino, perteneciente al pueblo Aymara, o al quechua, como así también gran parte de los obreros mineros y de otras ramas, sumadas a su ancestral desconfianza hacia el hombre blanco, ha limitado la interrelación de estos sectores con centrales internacionales, otro factor que ha impedido el crecimiento del sindicalismo en Bolivia, es que no se sindicalizó, por expresa legislación laboral, por ramas, sino por empresas, esto ha limitado el crecimiento de sectores como el de “empleados de comercio”, o “gráficos” entre otros; pero ha proyectado los tres sectores que manejan la Central Obrera Boliviana (COB): el minero, el de los maestros y el campesino.  Estos controlan junto, en menor medida, a los textiles, la conducción de la COB. Con la llegada del MAS al poder, la COB pareció encolumnarse detrás de la figura del “jefazo”, pero las diferentes posturas desataron una crisis que se extiende y crece hasta el día de hoy.

Del “gasolinazo” al 15%

En diciembre el Presidente estaba de gira, el Vice García Linera, en ejercicio de las funciones de Presidente, anunció un aumento de los combustibles del 80%, esto desató una feroz revuelta que obligó a Evo Morales a anticipar su regreso, los mineros con su conocido estilo de hacer estallar trozos de dinamita (les llaman “cachorros”) en las calles de La Paz y otros Departamentos, dieron la alerta que el gobierno no dejó pasar, estos sectores sindicales, tantas veces usados desde la oposición por el MAS, definitorio en la caída del Presidente Sánchez de Lozada, es temido por el gobierno, que dio marcha atrás, sin embargo el proceso inflacionario desatado a partir de ese anuncio no ha podido ser controlado, lo que ha puesto en la calle de nuevo a los sectores sindicales más radicalizados. Estos solicitaban un aumento mayor al otorgado por el gobierno, que ascendía al 10%, planteando un aumento del 15%.  Después de varios días de paros, cruces entre el gobierno y la dirigencia sindical, cientos de miles de Dólares gastados en gases y movilización policial, heridos, detenidos, varios miles de Dólares en  roturas de vidrios y daños varios, todo se arregló con un aumento del 11% con la promesa de un 1% más, los maestros urbanos rechazaron el acuerdo, pero se quedaron solos.

Que hay detrás??
Las malas lenguas dicen que detrás de un acuerdo consensuado, está la promesa de reelección al frente de la COB de Pedro Montes, un dirigente que le sería más funcional al gobierno de Evo Morales que el combativo Solares, ex Secretario General de la COB, y enfrentado seriamente con el MAS.
Lo cierto es que hubo demasiadas movilizaciones, las cuales tienen un costo tremendo para los sectores movilizados y para los movilizadotes, y todo por un magro 11%. La duda está sembrada y el proceso iniciado en diciembre promete no cesar, cuando un gobierno cede una vez, cede siempre, y esto los sectores movilizados, y aquellos que promueven la movilización lo saben, el conflicto está planteado y el desenlace es un interrogante difícil de anticipar.

Horacio Tomás Saénz
Corresponsal en Bolivia para Mundo Gremial

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