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ANÁLISIS Y OPINIÓN

La CGT, más peronista que nunca, espera su renovación con un Estatuto aggionardo y a la espera de un efecto sorpresa

Las nuevas secretarías y la elección de la nueva conducción. ¿Cómo estará conformado el nuevo Consejo Directivo? ¿Se suman los movimientos sociales? Detalles de una renovación histórica.

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La movilización de trabajadores sindicalizados del 18 de octubre dejó mucha tela para cortar en las huestes de la CGT con miras a dejar en claro que el Partido Justicialista –espíritu que por supuesto anida en los dirigentes de la Central- no es el Frente de Todos. Así las cosas caen las aspiraciones de que cualquiera de los auspiciantes K formen parte de alguna de las secretarías que se elijan el 11 de noviembre. La que no tiene ninguna chance es Vanesa Siley porque su gremio no tiene personería gremial; condición sine qua non para ser parte; Hugo Yasky es CTA y Sergio Palazzo tiene un pie en su diputación y el otro en su gremio. Walter Correa, acaso el más cercano al movimiento obrero tradicional, tampoco correría con chances.

Por los corrillos de Azopardo se habla de que los otros que finalmente quedarán afuera son los movimientos sociales: no tendrán ni voz ni voto. En algún momento sobrevoló el tema de que, con el cambio de Estatuto, se agregaría una secretaría de la Economía Popular que funcionaría como una suerte de observatorio de ese sector; aunque sus representantes no tendrían voto. Esto está descartado.

Hablando de cambio de Estatuto, este jueves se publicó en los diarios el Aviso Legal que informa que una hora antes del acto eleccionario del 11 de noviembre se hará el Congreso Extraordinario para aprobar las modificaciones que contemplan el cupo de género y el agregado de secretarías.

Respecto a Género, excepto la secretaría General y la Tesorería, todas las otras tendrán un titular y un alterno de distinto sexo; ambos con un solo voto. Deberá funcionar la organicidad. Por otro lado, se agregarán las secretarías de “Ciencia y Técnica”, “Turismo”, “Juventud”, “Protección de la niñez”, “Asuntos Municipales” y “Medio Ambiente”; visto desde el lado del Cambio Climático y la Transición Justa, de acuerdo a los postulados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El despliegue de esas secretarías sumada a las existentes, busca que expandir el radio de acción de la CGT, siempre carente de agenda propia. Como mínimo este último triunvirato siempre corrió detrás de la agenda impuesta por el Gobierno o los empresarios. ¿Lo revertirán? Tienen enfrente al principal sector de poder del Gobierno que los rechaza; y ahí pendula Juan Manzur para acercar posiciones.

En cuanto a la conducción, es sabido que Héctor Daer viene levantando la mano desde siempre para ser uno de los secretarios generales; lo que a esta altura está fuera de discusión. Para que haya unidad (o lo más parecido a eso, aunque sea en lo formal) Pablo Moyano será el otro cotitular. De un tiempo a hoy se debate en los medios que Antonio Caló será el tercero; acaso para mediar las tensiones entre los dos sectores que representan los anteriores.

Vale recordar las reyertas que hubo en entre Moyano junior y Daer en el triunvirato que se formó en agosto de 2016 y que hoy tiene los días contados. También Moyano se cruzó infinidad de veces con Francisco Gutiérrez, de la UOM; justamente los ojos de Caló en el Consejo Directivo de esta CGT que expira el 11 de noviembre.

Finalmente, Barrionuevo y su silencio. Y el de su alter ego en la CGT, Carlos Acuña. La estrategia por ahora nadie la sabe, pero sí es una matriz de comportamiento del titular de la UTHGRA salir con un martes siete el mismo día en que todo se define. No va a dejar de ocupar un espacio de poder así porque sí. En ese andarivel, a Daer la figura de Acuña le viene bien porque encuentra un aliado; más allá de las peleas de ocasión entre ambos.

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