Balotaje y el polichinela: la comedia como preludio de una tragedia para los trabajadores

Me siento en la obligación de aclarar algunas cuestiones al lector, para darle el marco apropiado a esta columna de opinión.

Como buen seguidor de ciertos temas que no tienen espacio alguno en los medios masivos de comunicación, recurro a medios alternativos que considero que aportan información de calidad, motivo por el cual soy seguidor del programa “La Brújula”, que se emite por YouTube, y que está conducido por los estimados Pablo Dávoli y Lucas Carena.

En su emisión del viernes 10 de noviembre de 2023, titulada “LA POLÍTICA JUEGO: DE LA PARODIA A LA DEMONIOSIS”, abordan una temática que me resultó en extremo interesante por las similitudes con el presente político argentino.

El análisis de “La Brújula” se apoya en las ideas de tres pensadores: El Padre Castellani (al cual nombro primero porque es de mi máximo agrado), Gueydan de Roussel y Rafael Breide Obeid.

Probablemente, como trabajador peronista, me encuentre en las antípodas de los últimos dos nombrados en la mayoría de los aspectos. Pero como dijo Aristóteles, “Amicus Plato, sed magis amica veritas” (Platón es mi amigo, pero más amiga es la verdad), que aplicado a esta situación más bien sería “Gueydan y Breide no son mis amigos, pero la verdad sí lo es”.

Para concluir esta introducción, digo que cualquier mérito (en caso de haberlo) en estas líneas debe ser atribuido a Carena y Dávoli, mas toda carencia e ineptitud en ellas son de mi entera propiedad.

DE LO PARÓDICO AL PAYASO DEMONÍACO

Hay candidatos que nos interpelan como pueblo trabajador. Su sola existencia es el reflejo de una sociedad que por momentos parece dispuesta a aceptarlo todo.

La “política enferma” tiene dos grandes actores; el pueblo espectador (cuando este pierde la fe y abandona su misión histórica), y el jugador (un timador, relacionado con las figuras del bufón, el enano, y el payaso). Y continuando con la idea, cuando el político degenera en payaso, la primera escala es el bufón.

Pero no se pasa automáticamente del combatiente de la era agonal al payaso de la política. Hay una transición que va de lo paródico a lo payasesco. Lo paródico engendra como reemplazante al pícaro y de este emana el payaso.

Siguiendo esta línea de ideas, podemos hacer un recorrido mental por la dirigencia política de las últimas décadas.

Los paródicos son la imitación de lo serio sin serlo. No tienen mala fe, pero terminan creyendo su propio acting.

Los pícaros son paródicos conscientes, farsantes que saben de su propia impostura.

La etapa del payaso tiene diferentes categorías: el Pierrot (payaso triste y pelele manipulable); el Arlequín (payaso atrevido); el Polichinela (payaso insolente y golpeador); y finalmente el payaso demoníaco (clown).

Me detengo y pongo el foco en “el polichinela” y en el “payaso demoníaco”. El primero es definido como un payaso agresivo que, cuando está en el llano, es un egoísta sin moral y hedonista que intenta salirse con la suya por las malas, y cuando llega al trono se convierte en golem. Mientras el segundo es el clown, que es la última instancia de lo payasesco, donde lo demoníaco está a punto de revelarse.

Es difícil no pensar en políticos concretos ante la descripción de cada personaje. Venimos claramente de un proceso mezcla de Pierrot y Arlequín, y enfrentamos un balotaje donde el polichinela está muy cerca de llegar al trono, acompañado por el clown demoníaco que se ya se frota las manos mientras construye su asalto final, consciente de que por naturaleza el camino tarde o temprano termina en su reinado.

El sueño húmedo de lo más rancio del procesismo está a la vuelta de la esquina. El mandato histórico de una nueva generación del movimiento obrero peronista, para los tiempos que corren, es ayudar a Sergio Massa en la construcción del milagro que lo evite. En caso de fallar, “El monarca inseguro será reemplazado por el bufón imprevisto, y la comedia no será el fin, sino el preludio de la tragedia para los trabajadores”.

(*) Secretario adjunto de la Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios (ASiMM)