Cristina Fernández de Kirchner reapareció este viernes a través de las redes sociales y realizó una autocrítica sobre el peronismo y el sindicalismo durante los últimos años y afirmó que los gremios, “ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores”.
La exPresidenta de la Nación subrayó que, durante el período presidencial de Alberto Fernández, “por primera vez en un gobierno peronista los trabajadores registrados no llegaron a cubrir la canasta básica total (CBT). O sea: el peronismo con trabajadores registrados pobres, pese a que la tasa de desempleo tuvo un excelente comportamiento alcanzando el nivel más bajo de las últimas décadas con el 5,7%”, indicó.
En este sentido, consideró que el peronismo “se torció”, “cuando no recuperó el carácter universal que caracterizó a sus políticas sociales y que impedían el surgimiento de clientelismos que solo contribuyen a dividir y a enfrentar a los sectores populares entre sí, e irritar a nuestras clases medias”, apuntó.
Asimismo, resaltó que el peronismo “no advirtió la modificación de las relaciones laborales de la población económicamente activa, donde los trabajadores registrados en la actividad privada no sólo son minoría, sino que además, solo el 40% de ellos está sindicalizado”, enfatizó.
Fernández de Kirchner remarcó que la consecuencia de esta situación, “es que las representaciones sindicales características del siglo XX y fundantes del peronismo, ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores”, caracterizó.
También se refirió al debate sobre el rol y el tamaño del Estado, y manifestó que “el peronismo se desordenó, cuando no avanzó sobre el viejo modelo de Estado Omnipresente que derivó en la ineficiencia e ineficacia y no construyó una nueva estatalidad más vinculada a la comunidad y su organización a través de la participación de sus diferentes estamentos”, consignó.
En esa línea, agregó que “la ineficiencia e ineficacia que deriva en burocracia y que es observada por el resto de la sociedad no sólo con mirada crítica por la falta de resultados o de calidad de los servicios en la vida cotidiana, sino porque se termina viendo el empleo estatal como un privilegio frente al resto y, por lo tanto, un ‘gasto innecesario’ que debe ser suprimido”, insistió.
Además, la también exvicepresidenta y exsenadora nacional, remarcó que “no solo donde hay una necesidad hay un derecho, sino también una obligación” y que, a su vez, “el trabajo es un derecho, pero también un deber, por lo que es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume”, concluyó Fernández.