ANÁLISIS Y OPINIÓN
La disparada inflacionaria pulverizó el objetivo oficial de fijar una pauta salarial
Por Emiliano Russo, columnista de Mundo Gremial
La confirmación de la suba de la inflación en un 6,7% durante marzo no sólo tensa la interna del gobierno sino que le pone picante al adelantamiento de las paritarias acordada en la mesa tripartita de la semana pasada. Con un alza del 16,1% acumulada en el primer trimestre, ya no hay pauta salarial que valga y el Ejecutivo se queda con pocas herramientas para regular la puja distributiva.
En los hechos, el propio gobierno deberá hacer equilibrio en la búsqueda de una baja de las expectativas del mercado y del gasto comprometida en el acuerdo con el FMI y la promesa que viene realizando desde el año pasado a las centrales obreras de que los salarios le van a ganar a la inflación.
Esta disparada de los precios en lo que va del año, obligará a rediscutir la propia paritaria estatal 2021 que finaliza el 31 de mayo y había sido acordada en un 55% de aumento. Hoy el IPC interanual supera el 55,5%. Como adelantó este medio la semana pasada, las negociaciones entre Jefatura de Gabinete y los gremios UPCN y ATE comenzarán después de Semana Santa.
Después de Semana Santa comienza a discutirse la paritaria de estatales nacionales
Lo cierto es que la medida de adelantar paritarias surgida de la reunión en el Palacio de Hacienda entre funcionarios, CGT y UIA no ha conformado a la totalidad del movimiento obrero. Más que nada porque fueron dejadas de lado las dos CTA y los representantes de los movimientos sociales. Pero también porque esa recomposición sólo alcanza a «la élite de los trabajadores», es decir, quienes se desempeñan bajo convenio.
Esta semana cerró la primera paritaria de la nueva etapa, la de los obreros del vestido, que acordaron una suba del 53.4% en dos tramos, a la que suma un pago extraordinario y fijo entre abril y octubre equivalente al 7% del básico.
En tanto, la mayor paritaria del país, la de la Federación de Comercio, comenzó con un sorpresivo pedido del gremio: una suba salarial del 24% trimestral, cuotificada entre abril y junio próximo. Es decir, ante el temor de una disparada inflacionaria, el sindicato busca pactar un convenio por 3 meses y luego continuar negociando sin tener en cuenta un ulterior etapa de revisión, a la que acostumbran firmar la mayoría de los sindicatos.
La diversidad en las negociaciones colectivas es de tal magnitud que Hugo Moyano comenzó las tratativas con las cámaras empresarias pidiendo en primer lugar, un bono de $20 mil, como el otorgado por Cristina Kirchner y Sergio Massa a los empleados legislativos, para que haya una mejora inmediata en los ingresos de los choferes. Ese ingreso fijo, según el gremio, sería la base para la nueva discusión paritaria.
En el gobierno no están de acuerdo en hacer obligatorio el pago de un bono por decreto, como sucedió a principios de los 2000 para todos los trabajadores registrados, porque, a su entender, «achatan» la pirámide salarial. No obstante, no se oponen a que esa herramienta sea la elegida por las partes en una discusión paritaria.