El papa Francisco participó del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, donde propuso la creación de un ingreso básico universal, la reducción de la jornada laboral y pidió a los organismos internacionales de crédito la condonación de las deudas de los países pobres. Por nuestro país estuvieron los referentes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
Para el pontífice, estas medidas deben permitir que cada persona de este mundo pueda “acceder a los más elementales bienes de la vida”. En ese sentido, agregó: “Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente, para la clase media”.
Al respecto, el líder de la Iglesia Católica afirmó que “generalmente, cuando hay estos conflictos, es la que más sufre”, y pidió que no se olvide que “las grandes fortunas de hoy son fruto del trabajo, la investigación científica y la innovación técnica de miles de hombres y mujeres a lo largo de las generaciones”.
Por este motivo, el papa Francisco llamó a «trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral que es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia”, ya que consideró que no pueden existir personas agobiadas por “exceso de trabajo” y otras por la falta.
En el encuentro virtual realizado con representantes de diferentes movimientos populares del planeta, se intentó reconstruir la labor y lucha durante la pandemia con el máximo exponente del Vaticano haciendo hincapié en el acceso a la tierra, el techo y el trabajo.
“Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados”, apuntó Francisco contra las grandes farmacéuticas y la liberación de las patentes.
Entre otros de los reclamos, pidió a las grandes corporaciones que “dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos”, como así también que “dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento”.
Además, el papa clamó por el fin del comercio de armas, las agresiones y bloqueos unilaterales, y que “los gigantes de las telecomunicaciones liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse”.