Ojo con los sindicatos fantasmas

El Ministerio de trabajo tenía registrados en el 2002 alrededor de 1500 organizaciones sindicales, hoy, pasada una década, su número pasa las 3000, de las cuales sólo unas 1600 poseen personería gremial el resto siguen siendo aún entidades con inscripción jurídica  reconocidas por la Inspección General de Justicia.

Queremos llamar la atención porque hemos detectado un “mundo de vivillos” que han descubierto nuevamente el paraguas y quieren “trabajar de sindicalistas” y están creando “sindicatos fantasmas” con el apoyo de cierta mirada cómplice desde el poder.

Como nosotros hemos perdido el rumbo desde hace muchos años en el tema del control por parte de los organismos del Estado, sea que los funcionarios no trabajan, sea que se corrompen por dinero, el asunto es que en este dominio conviene que nos miremos en el vecino Brasil y lo que ya se destapó allá.

El ministro de trabajo Brizola Neto acaba de afirmar que “existe una fábrica de sindicatos” en Brasil. “Carecemos de reglamentaciones, fiscalizaciones y controles que impidan la acción de la fábrica de sindicatos fantasmas”.

Estos sindicatos informan sobre asambleas que nunca ocurren, listado de personas con causas pendientes fundando sindicatos que representan a miles de trabajadores, miembros fundadores que nunca pertenecieron a la actividad que dicen representar, etc.etc.

Y termina afirmando que: “Este tiene que ser el gran debate contra los fabricantes de sindicatos que tenemos que llevar a cabo junto con las centrales sindicales, los ministerios de justicia y trabajo y la policía federal”.

Hoy que Argentina ha logrado el record histórico de tener cinco centrales sindicales – 1)la CGT A (azopardo); 2) CGT B (los gordos); 3) CGT C (celeste), 4) CTA- D (disidente) y 5) CTA K (kirchnerista) – el control sobre los pseudos sindicatos por parte de las organizaciones gremiales se ha, prácticamente, perdido.  Pongamos un ejemplo bruto: Moyano en camioneros tiene hoy nueve sindicatos inscriptos aun cuando no todos tienen la personería gremial.

La base sobre la que crecieron todos estos nuevos sindicatos fantasmas es como dijimos al principio la ambición de unos pocos pícaros de “trabajar de sindicalistas”, con todas las ventajas que ello implica pues no corren ningún riesgo ni sobresalto dada que su representación sindical es solo una apariencia, un simulacro.

Y el segundo factor es la fragmentación y atomización cada vez más profunda de las organizaciones sindicales.

Esperemos que algunos de los buenos compañeros secretarios generales de gremios levante este guante y llame la atención sobre este verdadero flagelo que se cierne sobre los sindicatos, uniones y federaciones del todo el país.