La organización sindical que nuclea a los trabajadores tabacaleros expresó su «preocupación» ante «la inactividad industrial» por la que atraviesa el sector, en el marco del aislamiento social por el coronavirus.
El secretario general de la Federación de Obreros de la Industria del Tabaco, Juan Martini, también denunció «la creciente venta de cigarrillos truchos».
«Frente al grave flagelo de la Covid-19 y las restricciones para evitar los contagios, las fábricas están cerradas y la producción paralizada», dijo Martini.
El dirigente agregó que a más de 40 días de iniciado el aislamiento social, preventivo y obligatorio, dispuesto el 20 de marzo pasado, «se impone hallar la forma de reiniciar las tareas, por supuesto, sin romper las restricciones impuestas por las autoridades nacionales».
En ese sentido, propuso, por ejemplo, alternativas de acuerdo con autoridades y empresarios para trabajar en turnos y distanciamiento social.
Martini también señaló su «preocupación» porque al no funcionar las líneas de producción «es ya evidente la ausencia de cigarrillos en los kioscos de distribución y es del mismo modo inocultable el crecimiento de los cigarrillos truchos».
«Si las fábricas no producen es imposible abastecer el mercado. Ya es evidente esa realidad por la ausencia de stock de las empresas, lo que pone en riesgo las fuentes laborales. En los últimos meses hubo casi mil cesantías», enfatizó.
Para el dirigente sindical, esa situación genera «pérdidas económicas millonarias» para el Estado por «la no recaudación de impuestos al tabaco, ya que el 80 por ciento del valor de cada paquete del producto es impuesto», puntualizó.
Las dos grandes empresas industriales en el país son Massalin Particulares y British American Tobacco, que emplean a casi un millar de trabajadores y fabrican más de 1.500 millones de atados por año.