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INFORMACIÓN GENERAL

Gobierno y sindicatos se unen para promover los derechos de las trabajadoras domésticas

Organizaciones sindicales de todo el país participaron de una jornada organizada por la Secretaría de Promoción, Protección y Cambio Tecnológico del Ministerio de Producción y Trabajo y la OIT, enfocada en promover los derechos de las trabajadoras de casas particulares. En Argentina, el sector emplea a aproximadamente 1 millón de personas, abarca al 15 por ciento de las mujeres asalariadas y juega un rol clave en el futuro del trabajo.

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(Buenos Aires) Jerarquizar la profesión, reducir la informalidad, expandir los derechos laborales. En suma, mejorar las condiciones en las que trabajan el millón de trabajadoras domésticas del país. Ese fue el espíritu de una jornada que reunió a organizaciones sindicales de todo el país con funcionarios del Ministerio de Producción y Trabajo,  además de especialistas de la oficina de país de la OIT en Argentina y el Instituto Nacional de las Mujeres.

El encuentro, bajo el título “Principales Desafíos del Sector de Trabajo en Casas Particulares: una mirada desde el enfoque de género”, tuvo como objetivo fortalecer las organizaciones sindicales y propiciar espacios para construir una red que potencie las acciones de promoción y acceso efectivo a sus derechos. Durante la apertura estuvieron presentes el director de la OIT en Argentina –Pedro Américo Furtado de Oliveira–, la secretaria de Promoción, Protección y Cambio Tecnológico –Graciela Guzmán–, el secretario de Trabajo –Lucas Fernández Aparicio– y la directora de Protección e Igualdad Laboral del Ministerio de Producción y Trabajo –Cecilia Garau–.

En Argentina, aproximadamente el 17 por ciento de las mujeres asalariadas son trabajadoras domésticas. Si se tiene en cuenta la precariedad laboral que enfrentan estas trabajadoras, nos encontramos con uno de los principales orígenes de las brechas de género que prevalecen en el mundo laboral argentino. De hecho, 7 de cada 10 trabajadoras de casas particulares no se encuentran registradas. Además de impedirles acceder a sus derechos como trabajadoras –salario mínimo, horario de trabajo, vacaciones, licencia por maternidad, indemnización en caso de despido, aguinaldo, protección social, entre otros–, esa circunstancia también las invisibiliza. Como consecuencia, tienen dificultades para recibir atención o dar a conocer casos de violencia y abuso laboral.

“El principal desafío es incrementar la registración y disminuir la informalidad, porque la registración representa el acceso a los derechos”, afirmó Cecilia Garau, directora de Protección e Igualdad Laboral de la Secretaría de Estado de Promoción, Protección y Cambio Tecnológico del Ministerio de Producción y Trabajo. Asimismo, Garau se refirió a la necesidad de abordar el tema desde otros ángulos con el objetivo de jerarquizar la profesión, aumentar la capacitación de las trabajadoras y fortalecer las instituciones propias del sector, incluyendo a los sindicatos.

A su vez, en la jornada se marcaron los desafíos a futuro. El más acuciante será aumentar el nivel de formalización laboral, pero se reflejaron otras problemáticas no menos importantes, por ejemplo el diseño de programas que permitan mejorar el nivel educativo de las trabajadoras, ya que el 75 por ciento de ellas cuenta con el secundario incompleto. Además, la fuerte presencia de trabajadoras migrantes exige avanzar en medidas enfocadas a las particularidades de este grupo, así como en otros colectivos especialmente vulnerables. “Trabajar con países vecinos para hacer efectivo el acceso a la portabilidad entre países de los aportes a la seguridad social, mejorar las condiciones de las trabajadoras en situaciones de pluriempleo, prestar especial atención a las adolescentes que están trabajando desde edades muy tempranas, y, en definitiva, valorizar y jerarquizar las ocupaciones del cuidado, que es uno de los sectores que se presentan como necesarios en el futuro del trabajo”, afirmó Garau.

De acuerdo con Cristina Antúnez, quien coordina el área de Equidad de Género, Diversidad Sexual e Igualdad de Oportunidades en el Mundo Laboral –perteneciente al Ministerio de Producción y Trabajo–, la jornada permitió compartir un diagnóstico del sector y priorizar futuras acciones para “proveer instrumentos y acompañamiento a todas las organizaciones, para poder crecer y mejorar en su representación del sector”. A su vez, en el marco de ese taller, se realizaron propuestas para mejorar las condiciones laborales, en atención a las características propias del sector.

En el año 2013, la sanción de la ley N° 26.844 (Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares) marcó un avance significativo en materia legislativa y cierto liderazgo en la región en cuanto al cumplimiento del Convenio 189 de la OIT. La Oficina de la OIT para la Argentina ha acompañado de manera directa todo este proceso de avance en el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras domésticas. “Desde la oficina hemos desarrollado un diagnóstico comprensivo que ha permitido entender las particulares del sector en el país, además de trabajar en la promoción del diálogo social. Gracias a estos diagnósticos y al fortalecimiento del diálogo social se han desarrollado manuales de capacitación, campañas de sensibilización, entre otras iniciativas y materiales, incluyendo la guía para trabajadoras y empleadores. Esa guía ha sido reconocida como buena práctica en el marco de las Reuniones de Ministras de la Mujer del MERCOSUR”, afirmó Pedro Furtado de Oliveira, director de la Oficina de la OIT para la Argentina.

 

Visibilizar la violencia

“La jornada fue súper enriquecedora”, afirmó Heidi Canzobre, directora nacional de Asistencia Técnica del (INAM). Para la funcionaria, es esencial que participen todos los actores vinculados con el tema: “No se puede trabajar desde un sólo sector sin un aporte tan importante como el de los sindicatos”. En esa línea, Canzobre destacó el rol de otras organizaciones particulares que también se vinculan con el tema, junto a quienes se proponen “trabajar articuladamente para lograr mejores y más efectivas respuestas”.

Al respecto, la directora de Asistencia Técnica del INAM se refirió a uno de los aportes concretos que dejó la jornada, relacionado de manera directa con las situaciones de violencia que sufren muchas mujeres que trabajan en casa particulares y que son registrados a partir de las llamadas a la Línea 144. Este número, que funciona de manera gratuita durante las 24 horas, recibe denuncias sobre diversas formas de maltrato y violencia de género.

“Contar con este recurso nos permite ver de qué estamos hablando cuando hablamos de situaciones de abuso”, explicó Canzobre, quien profundizó en la desprotección de las trabajadoras domésticas: “No sólo pueden sufrir violencia laboral, como puede ocurrir en otros ámbitos de trabajo, sino que están directamente expuestas a situaciones de violencia doméstica que ocurren dentro de los hogares”. Al realizar sus tareas dentro de la intimidad del hogar, las trabajadoras se encuentran en una situación de invisibilidad y vulnerabilidad, expuestas a circunstancias de violencia y acoso.

En este sentido, diferenció el ámbito del trabajo doméstico de las situaciones que existen en fábricas o empresas, donde es posible realizar supervisiones o inspecciones laborales. “En las casas particulares”, enfatizó, “no podemos saberlo. Por esto, la referente del INAM destacó que visibilizar los derechos de las trabajadoras domésticas es, en sí mismo, un gran avance: “Les permite acercarse a pedir ayuda”, explicó Canzobre, para quien “dando a conocer estos derechos tenemos la posibilidad de llegar a estas mujeres”.

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