ANÁLISIS Y OPINIÓN
Feminismo al congreso: crece el número de diputadas nacionales sindicalistas
Por Elina Escudero – Quiero Saber (Columnista de Mundo Gremial).
Son un colectivo que no se piensan únicamente en la acción, sino que han adoptado definiciones con espíritu reformista.
Desde el 10 de diciembre de 2019, estamos viviendo un hito histórico en la construcción política de nuestro país que pasó inadvertido para muchos y muchas.Se trata de un nuevo período legislativo que se abre y encuentra a referentes mujeres de extracción sindical como nunca antes había ocurrido: el 5% de las diputadas nacionales son sindicalistas.
Nos representan en el Congreso Nacional: Vanesa Siley (Federación de Sindicatos de Trabajadores Judiciales), Romina del Plá (SUTEBA), Claudia Ormachea (Asociación Bancaria), Patricia Mournier (SADOP) y María Rosa Martínez (Federación Gráfica Bonaerense); en el parlamento bonaerense: María Reigad y Soledad Alonso,.[1]
Anteriormente, hemos comentado y analizado la falta de representación de diputados y diputadas de extracción sindical en el congreso (ver Quiénes son y cómo legislan los diputados de extracción sindical). Es un espacio por demás reducido para los representantes gremiales, más aún, para las mujeres sindicalistas.
El incremento fue posible gracias al protagonismo que tomaron los feminismos en la agenda política, nacional e internacional, a partir de aquel #NiUnaMenos en 2015. La discusión por el aborto legal, seguro y gratuito también encendió las calles con las mujeres como protagonistas.
El punto es que la visibilización de las violencias perpetradas contra las mujeres por razones de género y el acceso a mayor información sobre las distintas inequidades o brechas existentes, hace que nos preguntemos dónde están las mujeres y notemos su ausencia en algunos espacios.
En ese contexto, nace Mujeres Sindicalistas y agrupaciones similares en todo el país. Espacios que interpelan y atraviesan a todo el movimiento obrero desde una perspectiva de género en sintonía con el proceso que, como sociedad, venimos atravesando para desnaturalizar y deconstruir prácticas discriminatorias que antes se asumían sin mayores cuestionamientos.
¿Y dónde están las mujeres?, se preguntaban ellas también. En el primer encuentro convocado por la Corriente Federal de Trabajadores (y trabajadoras), 400 mujeres de organizaciones sindicales se reunieron para discutir y tomar algunas definiciones. Una de ellas, pasó casi inadvertida aunque resulta fundamental: el estilo diferente que tenemos las mujeres en la construcción de representatividades, en la toma de decisiones y en la conducción de los espacios, es tan válido como la de los varones.
Léase, una forma de construir aprendida y perfeccionada durante más de 30 años en los Encuentros Nacionales de Mujeres. De allí que la dinámica de los espacios que conjugan feminismo con sindicalismo, lleven una impronta profundamente democrática y transparente en la toma de decisiones, las cuales, surgen por consenso no por votación (esta última presupone una lógica de ganadores y perdedores).
En 2010, el Índice de Participación de las Mujeres (IPM) elaborado por ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) reveló que sólo el 5% de los sindicatos están conducidos por mujeres. No obstante, la evidencia muestra que las mujeres están y participan. La multiplicidad de factores que impiden el acceso de las mujeres a puestos de decisión (techo de cristal) merece un extenso análisis que escapa a este artículo, pero diremos que, para el segundo encuentro de las mujeres sindicalistas, el número de asistentes creció más de 100%, pasando de 400 a 1000.
Las definiciones adoptadas no se limitan únicamente cuestiones de género, también se piensa y construye un modelo de país, adoptando como referente los programas de La Falda (1957), Huerta grande (1962), la CGT de los argentinos (1968), Ubaldini, el MTA, y la CTA en los ´90.
Son un colectivo que no se piensan únicamente en la acción, sino que han adoptado definiciones con espíritu reformista. Se reconoce el fenómeno de desprestigio al movimiento obrero como un factor que lo debilita en la consecución de sus objetivos. Frente a ello, las mujeres proponen fortalecer las estructuras institucionales de los sindicatos para otorgar legitimidad a cada práctica y a cada lucha a partir de “hacerlas mejores”, más democráticas y fuertes. Enfrentando de manera directa el problema, el colectivo de mujeres entiende el rol estratégico que conlleva ser mujer en este contexto histórico y que, cuanto más legítimo sea un sindicato en términos de afiliados, afiliadas y de aceptación social (ver Cómo recuperar la confianza en los sindicatos) más eficaz será su misión.
Se trata de recuperar el prestigio y la legitimidad de las organizaciones sindicales a partir de una estrategia que integre nuevas prácticas sindicales provenientes de sectores antes relegados, con el fin de trasladar esa impronta de renovación y alternancia que traen consigo mayores niveles de confianza.
Las instituciones y organizaciones que componen nuestro sistema democrático, son percibidas como un todo metido “en la misma bolsa”. La tendencia hacia instituciones más abiertas, participativas y transparentes no pueden ser ignoradas por las organizaciones sindicales sin que sean percibidas como “poco democráticas”. Pero deben saber que emprender este camino traerá como consecuencia, necesariamente, la aparición de diversos sujetos políticos con identidades, prácticas y reglas de juego propias.
*Lic. Relaciones del Trabajo (UBA) y fundadora de Quiero Saber Iniciativa Ciudadana @QuieroSaberIC.
[1] https://radiografica.org.ar/2020/01/08/las-sindicalistas-en-la-politica-quienes-son-las-que-integran-el-congreso-y-la-gestion-publica/