El nuevo «Empalme» tendría un efecto más «gestual» que de transformación de la política social

En el Gobierno son conscientes que la futura implementación del programa “Puente al Empleo”, por el que busca convertir planes sociales en trabajo genuino mediante estímulos a empresarios y comerciantes, “no soluciona” la situación del trabajo precario y menos la transformación del Potenciar Trabajo que hoy supera los 1.200.000 inscriptos.

Según se pudo averiguar, entre el jueves y viernes próximo el equipo del ministro Sergio Massa (Economía) anunciará la publicación del DNU que reeditará el viejo programa “Empalme” que intentó implementar, sin éxito, la administración de Mauricio Macri. El objetivo es el mismo: permitir que titulares de planes sociales se puedan integrar al mercado laboral formal como forma de ir, paulatinamente, reduciendo el déficit fiscal.

Puente Empleo: el proyecto de Massa para reconvertir 200 mil planes sociales

El año pasado se habían publicado resoluciones del Ejecutivo que activaban convenios con los sectores del agro del citrus, de la construcción y de la gastronomía para poder incorporar integrantes del megaplan social.

Lo cierto es que esta nueva iniciativa apunta a incorporar 200 mil trabajadores de la economía social en pymes y cada beneficiario podría mantener durante un año el plan; el objetivo del plan es romper con el temor de las personas que poseen planes sociales a entrar al mercado laboral formal al suponer que pierden ese beneficio y luego podrían quedarse sin nada.

La gran duda es cuántas firmas se adherirán al plan. Los beneficios patronales serán por un año cuando el estado, se prevé, se haría cargo de parte del salario equivalente al plan. Estos estímulos buscan sumar empresas de hasta 100 trabajadores que intenten sumar dotación de personal.

Una calificada fuente oficial consultada admitió que “esto no lo soluciona todo porque serían solo 200 mil los pases a empleo formal y se estima que mayormente impacte en el rubro construcción”. En Gastronomía, se insiste en el oficialismo, hay mucho empleo en “negro” por lo resultaría muy complicado integrar a esta actividad al sistema.

Al calor del ordenamiento político del propio oficialismo, el plan ahora no es resistido, por lo menos públicamente, por los funcionarios vinculados a las organizaciones populares y los propios dirigentes sociales.

Los representantes de la denominada “economía popular” vienen resistiendo este tipo de medidas -aducen que son «parches» y que la plena formalización sólo se daría con años de crecimiento económico- y reclaman que, en todo caso, el costo fiscal de las mismas se derive a fortalecer la actividad de cooperativas y las actividades que vienen llevando a cabo en territorio. Tal como en su momento explicaron al kirchnerismo, enfatizan que las tareas que realiza la economía popular representan «trabajo genuino”.