El impacto de la matriz energética en el empleo de América Latina

A través del acuerdo “Hacia la transición energética en América Latina y el Caribe”, los gobiernos de Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y Perú se comprometieron a reformular el modelo de obtención de energía con el propósito de llegar al 70 % de energías renovables para el 2030.

Hay que destacar la mención del secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Alfonso Blanco, quien en el encuentro del pasado 11 de septiembre, resaltó las diferencias entre los países de la región en cuanto al uso de fuentes renovables, algunos llegan al 90% requerido pero otros no a cumplen la meta propuesta.

Respecto a la “puesta en marcha” de la iniciativa, tanto OLADE, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se comprometieron a respaldar la gran industria energética del continente, con datos, plataformas de discusión y, por supuesto, presupuesto para las reformas.

Blanco hizo hincapié en que América Latina y el Caribe cuenta con un “25% de energías renovables como energía primaria, es el mayor porcentaje en la matriz energética en comparación con el resto del mundo. Sin embargo, nuestra región, durante las últimas décadas, no incorporó energías renovables a la misma velocidad del incremento de la demanda eléctrica”.

Las últimas estimaciones del BID indican que a nivel mundial habrá un aumento del 70% en la generación de empleo, bajo escenarios de descarbonización proyectados entre 2030 y 2050, con una cualificación acorde a la tecnología e inversión de cada industria. Los gobiernos latinoamericanos ven estas cifras como una posibilidad para recuperar parte de la pérdida de poder adquisitivo que dejó la crisis sanitaria por el avance del Covid-19.

Por otro lado, desde el segundo semestre de 2020, la organización financiera, hace un intercambio de información con empresas de la región ya seleccionadas, para censar la situación actual y enfocar la creación de empleos, determinando el tipo de empresa, tecnología, género, perfil, calificaciones, nivel de educación y tipo de contrato.

El rumbo hacia este proceso de cambio energético, implicaría una transformación millonaria en cuanto a infraestructura, pero sobre todo, un reacomodamiento del personal y de las variantes laborales que hoy priman en las industrias energéticas, las telecomunicaciones, la digitalización y el transporte, los sectores con mayor fuente laboral.