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El día que se sumó a la lucha salarial de la CGT
Los dirigentes sindicales que trataron a Bergoglio destacan su preocupación por los temas sociales.

«Quiero agradecerle al cardenal que está escuchando la palabra de los trabajadores, aunque no fue capaz de convidarme un mate», chicaneó en broma Hugo Moyano. Ayer más que nunca, el líder de la CGT opositora deber haber recordado esta anécdota. Fue cuando compartió junto con el entonces arzobispo de Buenos Aires y flamante papa, Jorge Mario Bergoglio, el Seminario Social del Episcopado, celebrado en Mar del Plata, el 30 de junio de 2007.
Rápido de reflejos y ante la presencia de los reporteros gráficos, Bergoglio empuñó un mate con pulso trémulo y se lo acercó a Moyano. Hubo sonrisas, más bromas y así quedó escenificada la armonía de la Iglesia con el movimiento obrero. Por entonces, la imagen provocó un tembladeral en el corazón del kirchnerismo: el Gobierno mantenía una relación guiada por la tensión con Bergoglio y ya comenzaba a mirar con sospecha los pasos de Moyano.
«Desde la queja no se construye, sino desde la lucha. Hay que ponerse el overol», les dedicó Bergoglio ese día a los representantes de la CGT, congregados en el auditorio del Hotel 13 de Julio de Mar del Plata. Aquella vez, el arzobispo había llegado a la ciudad costera tras cinco horas de viaje en ómnibus desde Retiro.
En otro fragmento de su discurso, y tomando palabras que había mencionado antes Moyano, Bergoglio lamentó estar «ante la segunda generación que no vio trabajar a sus padres».
Cuando se conoció ayer la designación de Bergoglio como Papa, desde las centrales obreras celebraron el hecho.
«Con la misma sorpresa y emoción que millones de argentinos, los trabajadores organizados, católicos y cristianos, recibimos las buenas nuevas desde el Vaticano», dice el comunicado de la CGT moyanista. Y continúa: «El ex azorbispo de Buenos Aires dedicó toda su vida al servicio de la Iglesia Católica. Su compromiso inquebrantable con los más humildes y hoy tiene sus frutos en esta maravillosa y conmovedora elección que nos llena de orgullo».
En la CGT oficialista la noticia también los conmovió, aunque, sobre todo, los tomó por sorpresa. La cúpula directiva estaba ayer reunida en la sede de los taxistas con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, cuando todos se quedaron con la mirada estampada en la televisión. «El Papa es argentino», interrumpió uno. El encuentro finalizó de inmediato.
«Siempre fue muy buena la relación de Bergoglio con los gremios. El sindicato de taxis es el único que tiene un capellán [Pepe Casadeval], que fue nombrado por Bergoglio», contó ayer a Omar Viviani, referente del sindicato.
Viviani encabezó en febrero pasado la comitiva de la CGT que visitó el Vaticano y que fue recibida por Benedicto XI cinco días antes que el Pontífice hiciera pública su renuncia. El taxista mantiene aceitados vínculos y una vieja amistad con el cardenal argentino Leonardo Sandri, que también era uno de los candidatos a ser papa y quien se desempeña como actual prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Gerardo Martínez, por la CGT oficial, dijo que «nuestro papa Francisco I abogará por un mundo diferente, con pleno empleo», un humilde deseo que Bergoglio hizo público cada vez que cruzó un apretón de manos con los hombres de los gremios.
Fuente: la nacion
