La desactivación del paro pronunciada por Héctor Daer convalida lo que ocurre en los hechos: el día previo a la movilización del Partido Obrero, varios dirigentes de izquierda, incluido su líder Eduardo Beliboni, fueron a buscar acompañamiento callejero de la CGT. Se fueron con las manos vacías: solo encontraron respaldos de palabra; en los hechos la CGT no saldrá a la calle. Es más, el posible principal impulsor que mira la opinión pública como promotor de una medida de acción directa faltó a esa cita. Hablamos de Pablo Moyano.
En estos días y es por eso que Daer salió a hablar, es porque el sector moyanista quiere convocar a una reunión de Consejo Directivo: buscan acercar posiciones con Abel Furlán, que habló en los medios de las penurias que atraviesan los trabajadores asalariados, y con Carlos Acuña. El debate en ciernes es el de siempre: contar los males que aquejan a los trabajadores y, acaso, agitar de palabra con un paro o movilización.
Por el recorrido de llamados que hizo Mundo Gremial no hay plafón para tal aventura: «Subieron el mínimo no imponible, eliminaron Ganancias al aguinaldo y están entrando las cuotas paritarias con acuerdos salariales cerrados en torno al 60 por ciento», describe un gremialista que anida, justamente, en las filas moyanistas.
Cruzando la vereda al sector más conservador las palabras son parecidas con pátinas de política: «Si hacemos un paro o una movilización, ¿a quién se la hacemos? Sirve para alimentar la grieta y para buscar una respuesta que nadie puede dar en este contexto». Habla de una economía que necesita un saneamiento de todo tipo.
Acuña, cotitular de la central, en declaraciones radiales se refirió a la posibilidad de una medida de fuerza de la CGT. Dijo que una marcha -como solicitó el sector de Pablo Moyano- «ni siquiera fue tratado en Consejo Directivo».
«No queremos tener la imprudencia de perjudicar a los sectores que nada tienen que ver con lo que está sucediendo», sostuvo, y agregó que «generar conflictos contra el gobierno sería darle el gusto a estos que apuestan a que al pueblo le vaya mal para que al gobierno también le vaya mal», descartando de plano la convocatoria a una paro general.
En la CGT no descartan apoyar un DNU por mejoras salariales en determinados sectores
El tema de la grieta en el Frente de Todos quedó en evidencia en la regional de Santa Cruz Sur: allí Julio Gutiérrez de vigiladores de seguridad quedó fuera del flamante triunvirato. «Era el candidato de Alicia y Máximo Kirchner», dicen con sorna el mismo dirigente.
Y una duda: arranca un fin de semana extra large de feriados, si las plazas hoteleras sindicales están a full de capacidad, ¿cómo bancar un paro?
Espejo de esos extremos entre la izquierda y la CGT es lo que pasa en el SUTNA (Sindicato Único de los trabajadores del Neumático): la pelea por la mejora salarial ya alcanzó a dos paros nacionales que afectó el abastecimiento y aún proyectan una marcha a Plaza de Mayo. Que se recuerde en los últimos años, ¿qué gremio de la industria privada llegó a tanto? Pese a conseguir muy buenas paritarias desde que está al frente del gremio, el clasista Alejandro Crespo sigue batallando por más.
Un poco el cuadro de situación lo grafica otra fuente: «las peleas son de carácter sectorial». Agrega: «Es difícil en el estado revuelto en el que está la economía y la política poder lograr una síntesis que condense a todos. Cualquier medida de fuerza global la veo lejos».
