Según datos brindados por el Ministerio de Trabajo, sobre un total de 9,3 millones de asalariados privados, el 43% trabajan en negro. Lo que representa 4.059.000 trabajadores y significa que al menos 4 de cada 10 asalariados del sector privado no está registrado.
Entre los sectores más afectados se destacan el servicio doméstico (82,8%), construcción (63,6%) y hoteles y restaurantes (47,5%). Mientras que las actividades primarias, como el agro, figuran con una baja informalidad (27,4%) porque las cifras oficiales no incluyen a la población rural sino a la urbana (37,5 millones de personas).
Cabe señalar que la gravedad de la situación radica en que los trabajadores en negro no tienen descuentos jubilatorios, no cuentan con seguro de accidentes de trabajo y no reciben beneficios laborales como vacaciones, asignaciones familiares o atención médica a través de una obra social.
Las cifras dadas a conoer por la cartera laboral nacional, no incluyen a los que cobran una parte en blanco y otra en negro, que en los registros oficiales figuran como registrados, aunque haya una incuestionable irregularidad en la remuneración declarada. Tampoco están como asalariados los empleados dependientes, con empleos regulares, pero deben presentar facturas como monotributistas y que en la estadística oficial aparecen como trabajadores “por cuenta propia”.
De los 4.059.000 no registrados, más de la mitad son jóvenes menores de 34 años. Por su parte, hay 1.637.000 el 40% del total- que son jefes de hogares. Y contra la creencia de que el tema afecta sólo a la gente con menor preparación o capacidad laboral, los datos oficiales dicen que 1.764.000 -el 43,5%- tiene estudios secundarios completos o terciarios y universitarios incompletos o completos.
La mayor cantidad de empleados en negro se concentra en las empresas más chicas. Mientras que en las más grandes, si bien la proporción de trabajadores no registrados es baja, recurren en mayor medida al personal contratado o emplean a trabajadores como monotributistas.