La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Oficina para el Cono Sur de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentaron el informe “Coyuntura Laboral en América Latina” en el que dieron cuenta que Argentina figura entre los principales países que recuperaron ampliamente su tasa de ocupación en relación a los niveles previos a la pandemia.
Según el documento, nuestro país se ubicó segundo con en el 104,7%, mientras que en el caso de Bolivia fue del 107,5%. En tercer lugar se ubicó Colombia con una tasa de evolución del 103%, y Brasil con el 101%. En tanto, los que no habían logrado recuperar sus niveles de empleo al cierre del 2022 fueron Chile, Paraguay, República Dominicana, Perú, Ecuador y México.
Si bien destacaron las políticas públicas aplicadas en Argentina, como el programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el informe enfatizó que los niveles de ocupación alcanzados fueron traccionados por la creación de empleo informal, reconociendo además que hubo un incremento más fuerte de la rentabilidad privada en relación a los puestos de trabajo creados.
Al respecto, el estudio agregó que Argentina fue el país donde más creció la informalidad laboral, dato consolidado al cierre de 2022, con una tasa de alza del 4,1%, seguido por Ecuador (0,7%) y Chile (0,1%). Estos datos abonan la idea de que en el proceso post pandémico primó más la creación de puestos de trabajo precarios o con menores remuneraciones, que los que había antes del surgimiento del coronavirus.
Por otra parte, para 2023, la CEPAL estima un crecimiento económico en la región del 1,2%, un ritmo menor al registrado el año pasado, lo que “redundará en un menor dinamismo en la generación de empleo”. También se prevé “un deterioro de la calidad de este, con menores niveles de protección social y con un crecimiento de la ocupación en sectores menos productivos”.
“Los desafíos son los siguientes: cómo sostener la puesta en marcha de los cambios productivos y las necesarias mejoras de productividad en una región con brechas tecnológicas evidentes; cómo facilitar que estas mejoras se reflejen en incrementos salariales y mejores condiciones para los trabajadores, y cómo continuar con el fortalecimiento institucional para que, en un contexto de menor crecimiento, las brechas por sexo, edad y formalidad no se amplíen”, concluyó la CEPAL.