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Viernes negro para el Sindicato del Seguro

El Consejo Directivo de la Obra Social de Seguros, OSSEG, fue notificado de la intimación al pago por un importe equivalente a 600 millones de pesos.

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Este jueves 12 de abril el Consejo Directivo de la Obra Social de Seguros, OSSEG, en reunión plenaria del cuerpo fue notificado formalmente de la intimación al pago por un importe equivalente a 600 millones de pesos, correspondientes al segundo tramo del contrato que une a la obra social con el estudio jurídico Miodownik Vera, totalizando así un desvío de fondos que ya supera los 1200 millones de pesos, de acuerdo a lo informado por los directivos Nápoli y Buonamassa, en lo que configura una típica maniobra de pinzas en la que, alguien de afuera junto con alguien de adentro, se ponen de acuerdo para hacerse con los dineros de una organización.

Al principio el tema circuló con sordina, al promediar la jornada ya se había diseminado un poco, pero al día siguiente hizo eclosión en forma instantánea, generando un estado de inquietud letal.

La noticia sobre la maniobra en su obra social cayó como una bomba en el Sindicato del Seguro, donde su secretario general -Raúl Martínez- se encuentra desaparecido y se niega a dar declaraciones a Mundo Gremial, intentando claramente desligar su responsabilidad en otros, justamente en un gremio con una fuerte estructura piramidal de verticalidad incuestionable, por todos conocida en la actividad sindical.

Mientras tanto los miembros del Consejo Directivo ya se preparan para el escenario más probable a esta altura: la tan temida intervención por parte del Gobierno Nacional, que facilitaría investigar los pagos irregulares ya descriptos, más otros desaguisados menores, pero no menos escandalosos, como la estafa a los afiliados en el asesoramiento jurídico de los trabajadores cesantes, a los que se les cobraba un servicio que es gratuito, tal como se verifica en la propia página web del gremio, una canallada perpetrada a trabajadores despedidos que veían incrementados así sus problemas al tener que afrontar los honorarios legales.

Excusándose en su avanzada edad, el decrépito septuagenario se ríe de trabajadores y dirigentes.

Tal es así que pretende pasar desapercibido para seguir evitando dar la cara, aunque se lo puede ver ingresar y salir de la organización disfrazado de jubilado pobre, o paseando un caniche por Plaza San Martín, las excusas de Martínez son las mismas que esgrime Miodownik: “yo no hice nada ilegal, está todo documentado”, “se trata del pago a un prestador y nada más”, dice a los gritos el hombre que ya habría abandonado el gremio a su suerte.

Los dirigentes están que explotan de bronca y la cadena de mandos está completamente cortada.

Algunos más comprometidos como el propio tesorero de la organización, Salvador Bianco, buscan cubrir los pasos del robo perpetrado por Martínez, intentando impedir que éste responda por sus maniobras ante el Consejo Directivo. Bianco se ha dedicado sistemáticamente a confundir a sus compañeros del cuerpo para empujarlos a un nuevo escenario de internas sin sentido, una práctica que ya es el deporte preferido en este sindicato.

Jorge Sola, el otro anotado en la interna, sigue recorriendo el mundo con la franquicia Ironman  en momentos en que la CGT se reacomoda frente a la intervención del PJ. Este viernes, cuando ya todo parecía estallar por los aires, los miembros de su secretaría se preguntaban dónde estaría, “me parece que ya anda en otra cosa”, decía un colaborador directo de Sola.

El espectáculo es dantesco, describía un consejero, salieron todas las miserias ahora.

Hay escenas de llanto por los pasillos del área médica y reina el desconcierto entre los dirigentes más jóvenes. “Esto es de terror, realmente un viernes 13 para el olvido”, se escuchó a medida que se iban enterando. “Nos vamos a quedar todos en la calle, es una vergüenza que hagan esto a una organización que siempre fue un ejemplo”, sollozaba una doctora mientras esperaba un gesto de grandeza que no llegaba por parte de la conducción.

Mientras tanto el cuerpo de delegados ya se puso en pie de guerra lanzando una agrupación sindical y exigiendo la cabeza de todos los miembros del secretariado involucrados.

“Todos estos que hasta ayer se hacían los poronga van a escarmentar cuando pongan el celular de culata en la puerta, se tienen que ir todos” graficó un delegado de una importante compañía extranjera,  “yo sueño con ver a estos hijos de puta esposados y en pijama como Boudou”, afirmó otro compañero con indignación. “Es mentira que no sabían nada, acá no se mueve ni un lápiz sin la orden expresa del número uno, sobran las pruebas”, afirmó otro.

Según pudo reconstruir Mundo Gremial, el sindicato entero está sumido en el caos, todo pasa por la discusión sobre los virtuales pasos a seguir. Algunos delegados tomaron la iniciativa y estuvieron toda la semana visitando a diferentes miembros del secretariado, en parte para hacerles llegar su apoyo pero también para exigirles que tomaran medidas urgentes, “que se dejen de mariconear y hagan lo que tienen que hacer o el gobierno nos la va poner doblada”, se llegó a escuchar.

La idea principal que circuló por los pasillos de la organización, fue que era preciso terminar con este proceso infame, pero además, los delegados buscaron advertirles a los secretarios que si no tomaban cartas en el asunto ya mismo, lo harían ellos por sus propios medios.

“El tiempo de esperar se agotó, ahora vamos a hablar nosotros”, afirmaron.

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