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INTERNACIONAL

Unidad, identidad y resistencia: la hoja de ruta de la CSA para un sindicalismo renovado en las Américas

La CSA plantea la necesidad de actualizar la estructura sindical para representar a toda la clase trabajadora actual.

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[Enviado especial en República Dominicana] Con la clausura de su 5° Congreso, la Confederación Sindical de las Américas (CSA) delineó las prioridades estratégicas y los desafíos que enfrentará el movimiento obrero regional en los próximos cuatro años. En el discurso de cierre, el Secretario General reelecto, Rafael Freire, presentó la visión de su espacio, marcada por la necesidad de fortalecer la organización sindical y enfrentar un escenario global y regional complejo y hostil para los derechos de los trabajadores. El congreso, que también eligió a la nueva dirección de la confederación, sirvió de plataforma para reafirmar la identidad de clase del sindicalismo y su compromiso con la defensa de la democracia y la paz.

Freire inició su intervención agradeciendo el apoyo de las afiliadas y reconociendo a quienes hicieron posible el congreso, incluyendo a las centrales sindicales dominicanas anfitrionas (CNUS, CASC, CNTD) y al gobierno de República Dominicana, destacando el diálogo social y la defensa de los derechos laborales existentes en el país.

La trampa de una «nueva izquierda»

El programa aprobado en el congreso busca responder a una pregunta fundamental: «¿Cómo representar y defender a la clase trabajadora actual?». El Secretario General fue enfático al definir la identidad de la CSA: «somos un sindicato de trabajadores y trabajadoras, no somos una ONG, no somos la academia, no somos una empresa«. Advirtió que el poder económico busca diluir esta identidad, llamando a los trabajadores «colaboradores» o «emprendedores», lo cual no es una disputa semántica, sino un ataque directo a los derechos y la representación sindical.

La CSA plantea la necesidad de actualizar la estructura sindical para representar a toda la clase trabajadora actual. Freire reconoció la «poderosa estructura política, jurídica, económica y policial» en las Américas contra los sindicatos, pero afirmó que «aún con toda esa estructura, seguimos en pie y luchando». Asimismo, rechazó la descalificación hacia los sindicatos por su tasa de sindicalización, argumentando que si fueran tan irrelevantes, no serían objeto de tantos ataques, ya que saben que son «la última frontera de la barbarie laboral».

Se subrayó que «la lucha hace la ley», no al revés, y que si las leyes impiden la libertad sindical o la negociación colectiva, se debe luchar para cambiarlas. En respuesta a este desafío, el congreso creó la Secretaría de Fortalecimiento y Organización Sindical. Freire también criticó a sectores progresistas y de izquierda que, a su juicio, caen en la trampa de una «nueva izquierda» que considera a los sindicatos superados, retirando el trabajo como eje central de la agenda.

Llamado a la unidad

Un llamado a la unidad fue central en el discurso, tanto entre las Global Unions regionales como dentro de las Américas. Freire abogó por vencer prejuicios, superar diferencias y generar confianza para reducir la fragmentación y las «disputas menores en un momento de tantos ataques». Extendió invitaciones a centrales no afiliadas para unirse a la CSA y destacó que la fuerza de la CSA radica en su presencia en cada país y central, siendo un apoyo clave en momentos decisivos.

El Secretario General abordó la «crisis financiera de la cooperación y del movimiento sindical», señalando que el desafío es que no disminuya la acción sindical. Aunque reconoció la necesidad de reestructurar y reducir el equipo de la CSA, afirmó la claridad de cumplir el programa aprobado y agradeció el apoyo recibido para sortear la grave crisis de los últimos dos años. Advirtió que los próximos años «serán aún más difíciles». Las acciones futuras incluyen involucrar más a las afiliadas, buscar cooperación, presentar proyectos y aumentar la afiliación.

El fortalecimiento de alianzas sociales con feministas, ambientalistas, campesinos, jóvenes y pueblos originarios es una prioridad, así como trabajar por «un gran frente democrático contra la extrema derecha».

«No naturalicemos la extrema derecha, debemos combatirla»

Freire subrayó que la defensa de la democracia y la paz son luchas centrales, no retórica. Afirmó que «no estamos ante una coyuntura, estamos ante una disputa de período», y que la extrema derecha disputa un modelo de sociedad, siendo las nuevas formas de fascismo «una realidad». La postura de la CSA es firme: «No naturalicemos la extrema derecha, debemos combatirla».

En cuanto al orden mundial, la CSA reafirmó una «absoluta oposición al genocidio del gobierno de Israel contra el pueblo palestino».

Freire rechazó un retorno al modelo que generó las crisis actuales (TLCs, políticas del FMI/BM), abogando por un nuevo orden económico, político, social y ambiental y un nuevo contrato social. Afirmó la posición «contraria al imperialismo», distinguiendo al gobierno de Estados Unidos de su pueblo y trabajadores, y expresó solidaridad con el dirigente Kilmar Abrego García, deportado por Trump.

Sobre América Latina y el Caribe, se destacó el enorme desafío de la democracia debido a la alianza de élites nacionales con el capital transnacional, que convierte a la región en la más desigual del mundo. Se afirmó una posición contra el neocolonialismo y el compromiso con la «Iniciativa Mujica» y la integración regional.

Responsabilidad colectiva en la mira

Finalmente, Freire abordó el internacionalismo sindical, buscando fortalecer alianzas con CSI África y la CES. Se refirió a la crisis en la CSI, llamando a la responsabilidad colectiva y defendiendo una estructura «democrática, con secretarios y secretarias, secretarías adjuntas electos en Congreso, con funciones definidas, con transparencia» y con el «rostro del mundo, diversa, amplia». Por lo que, abogó por fortalecer las regionales como la mejor forma de que la CSI crezca, advirtiendo que cualquier intento de centralización producirá más crisis. Expresó reconocimiento a la actual dirección de la CSI, pero también señaló que la estructura de la CSI ha dificultado la acción plena de líderes regionales como Víctor Báez y Jordania Ureña.

En resumen, las tres prioridades de la CSA para 2025-2029 serán: la lucha por la democracia, la paz y el combate a la extrema derecha; la cooperación y la integración regional; y el fortalecimiento y la organización sindical.

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