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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Una crisis para forjar el carácter

Por Ignacio Lonzieme, secretario general de la Unión Informática

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Argentina dejó de ser la misma de hace algunas semanas atrás, al igual que el resto del mundo, que no es el que viene, sino que se está gestando día a día. El COVID 19 impuso una disyuntiva frente a la cual la elección para los que somos humanistas es indudable, las personas por sobre la economía. Ahora bien, todas las circunstancias que desprende la cuarentena entran en debate de forma tan vertiginosa y disruptiva como el propio virus.

Informalidad, teletrabajo, Industria 4.0, nacionalización de aerolínea neozeandesa, ZOOM, subsidios billonarios en USA, Alemania por estatizar empresas, 2.7 billones de empleos afectados según OIT, 340.000 en Argentina, las fuerzas armadas colaborando en municipios, y un largo etcétera. Las empresas que ofrecen la tecnología para teleconferencias han crecido en forma meteórica en pocas semanas. Todos escenarios distópicos o por lo menos impensados para la gran mayoría de la humanidad hasta finales del mes de febrero, en nuestro querido país inclusive, cuando aún la pandemia no era delcarada y parecía lejana.

Todos los ítems mencionados ponen sobre la mesa cuestiones que para muchos de nosotros no son nuevas, pero para la sociedad en general no eran tan cercanos aunque si influidos por sus conclusiones. La asistencia económica a los más vulnerables, (%40 de economía informal, y trabajador@s en negro) está fuera de discusión en todo debate, sin importar color, partido, ideología y/o doctrina. El distanciamiento físico (no emocional o virtual) no recibe ningún cuestionamiento porque la prioridad es bajar la curva. Nuestro presidente Alberto Fernández, con gran templanza y tranquilidad, informa al pueblo de forma asidua ejerciendo ese rol con la maestría/magisterio de un profesor de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires.

Ahora bien, hasta ahora tenemos numerosas y contundentes realidades, resultado de esta pandemia que afecta a la humanidad toda, no solo en su salud. Pero también surgen numerosos y contundentes interrogantes, principalmente como seguirían en pie las pymes y la economía no sólo de nuestro país, sino la recesión mundial que asoma amenazante frente al parate generalizado, producto de la necesidad de las cuarentenas.

Por un lado hay discusiones históricas, algunas de algunos siglos de duración, fundamentalmente la falsa dicotomía Estado sí-Estado no. Hoy, y por mucho tiempo más al menos, no queda otra que sí, salvo para algunos pocos actores. La cantidad de notas sobre despidos, suspensiones, rebajas de salarios se multiplicaron mucho más de lo esperable. Al mismo tiempo, hay una fuerte voz al unísono, dirigida a las grandes fortunas y a los bancos para que surja la… sensibilidad? que demanda de todos esta gran crisis. La hora de que se alineen como han hecho buena parte de las empresas con los sindicatos (hablo por mi sector al menos) haciendo lo imposible para cuidar la salud del personal (en calidad tanto de empleados como de afiliados) al mismo tiempo que las operaciones, se va a ir acercando, y nos va a encontrar a muchos en la misma vereda.

Este terremoto ha logrado lo que años de luchas en la calle, en las mesas, en paradigmas típicos no han podido: el modelo neoliberal de la preminenca de las finanzas por sobre la producción y la justa distribución de la riqueza ha fracasado estrepitosamente. El capitalismo sin duda va a reconvertirse y quizás salga más fuerte, pero para los que somos justicialistas esto de por sí no es malo, sino que debemos prepararnos para volver a un modelo que prepondere la industrialización, los profesionales, la capacitación para el trabajo, una estrategia nacional y excluir a los especuladores de siempre.

Tenemos grandes ventajas y oportunidades: adaptabilidad, oportunidad para el cambio tecnológico, incluyendo herramientas digitales que ayuden en la producción de bienes, (no sólo ahorrar infraestructura con el teletrabajo) optimizando procesos de todo tipo, para mejorar las condiciones, la calificación, y por supuesto los salarios de todos los trabajadores. Empresas que inviertan en innovación para generar un modelo de producción anhelado fuertemente por todos los que amamos este gran país, compuesto por grandes hombres y mujeres que han logrado sobreponerse a tremendas adversidades.

Se van juntando factores que hacen necesarias medidas extraordinarias en tiempos extraordinarios, nos deben encontrar trabajando más que nunca. Podrá ser en la comodidad de nuestros hogares, o un poco aislados, al menos físicamente, pero debe ser con gran esfuerzo para de forma definitiva, las discusiones, debates y generar una correlación que nos permita en este contexto instalar en, al menos en nuestro país, un paradigma más humanista, aunque no nuevo en su concepción.

Papa Francisco
“Hemos pensado en mantenernos sanos en un planeta enfermo”

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