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Un año de conflicto y Paraná Metal sigue cerrada

A un año del comienzo del conflicto que entre otras cosas llevó al corte de la autopista Rosario-Buenos Aires por un mes, la autopartista Paraná Metal sigue cerrada.

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A un año del comienzo del conflicto que entre otras cosas llevó al corte de la autopista Rosario-Buenos Aires por un mes, la autopartista Paraná Metal sigue cerrada pese a que el acuerdo del 4 de octubre de 2010 fijaba que la planta volvería a funcionar “en 15 días”. Doce meses de idas y venidas, protestas, negociaciones interminables y dilaciones que parecen eternas.

Fue el 4 de agosto de 2010 cuando la Oil M&S, propietaria de la autopartista, comunicó a la Justicia y a la UOM villense su decisión de abandonar a la empresa que había adquirido a principios de ese año. Tal cual lo publicó La Capital, los empresarios alegaban que la gestión no era viable con el bajo nivel de producción y la falta de clientes. Así dejaron libre el camino para que la Justicia dictara la quiebra definitiva, pedido que había ingresado hacía más de un año en medio de un largo conflicto.

La firma tomó esa decisión un día después de que venciera el plazo para que presentara un plan de negocios y su propuesta de pago a los acreedores. Esa presentación no se hizo y se comunicó a la Justicia y al gremio la determinación de bajar las persianas. Sólo quedaba la opción de un “crown-down”, un salvataje empresario. Los empleados se juntaron ese día en asamblea permanente.

El conflicto se había desencadenado en diciembre de 2008, cuando la empresa se presentó en concurso de acreedores y paralizó la planta. En 2009, la Oil M&S se presentó como nueva inversora con opción a compra, operación que efectuó en enero de 2010. Si bien la firma incrementó su producción, la decisión de Ford de Brasil, principal cliente de Paraná Metal, de suspender la compra de blocks de motores precipitó la crisis.

El jueves 2 de septiembre los operarios iniciaron el corte de la autopista a Buenos Aires por 30 días. El 4 de octubre se firmó un acuerdo por el que la firma se comprometía a reanudar su actividad en “no más de 15 días, incorporando en un plazo no mayor de 50 días a un tercio del plantel”. El acuerdo fijaba que dos terceras partes del personal sufriría suspensiones y cobraría 1.900 pesos de la Nación más 101 pesos que pagaría la empresa.

Cuatro días después, Fabián de Souza, presidente de Oil M&S, pateaba el tablero y advertía que el acuerdo firmado por la empresa era “precario”, y que la planta se pondría en marcha “cuando sentemos en una mesa a representantes gremiales que se comprometan a no afectar la producción. O se termina la joda o nos vamos”. Las puertas de Paraná Metal no volvieron a abrirse.

El 9 de noviembre hubo una reunión para avanzar en la formación de un consejo económico y social que terminó en rotundo fracaso. En mayo los dirigentes de la UOM abrigaban esperanzas de que en julio la planta volviera a funcionar. Ese mes, más de 600 obreros despedidos percibieron la primera cuota de indemnizaciones.

“Los dirigentes no quieren generar falsas expectativas, es difícil que hablen del tema”, dijo una fuente de la UOM villense sobre cuál puede ser hoy el futuro de Paraná Metal.

Fuente: La Capital de Rosario

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