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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Tras el acto de Plaza de Mayo

Por Alberto Buela. Columnista de Mundo Gremial

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La CGT habló a través de su secretario general Hugo Moyano y le reclamó al gobierno que escuche y satisfaga sus reclamos: 1) Que el salario no es ganancia y que elimine o suba el monto de imputación del impuesto que se cobra. 2) Que la asignación universal por hijo sea realmente para todos y no tenga una limitante en el monto del sueldo. 3) Que se les pague lo adeudado a las obras sociales sindicales por sus prestaciones médicas.4) Que si quiere el gobierno viviendas para todos nacionalice el Banco Hipotecario. 5) Que Cristina Kirchner se baje de su soberbia y se siente a dialogar con las fuerzas  del trabajo y la producción.

Tras el acto y en programas de televisión y radio, las dos mejores espadas de la CGT en orden a la expresión politológica: Julio Piumato y Ricardo Cirielli desarrollaron los enunciados de Moyano en el masivo acto de la Plaza de Mayo.

En qué consistió este despliegue de ideas: 1) Que en ningún momento, y en contra de lo sugerido y buscado por los periodistas, se plateó un enfrentamiento político CGT-Gobierno, sino que lo redujeron a reivindicaciones económico-salariales. Objeto propio y específico de la actividad sindical. 2) Que definieron los alcances del acto sin mengua de su significación política. Esto es, si bien el acto tuvo un objetivo fundamental, la reivindicación, tuvo por su masividad, un efecto político, porque, se quiera o no, Moyano a pesar de él y de sus intenciones, se ha transformado en un referente político. Y este es un rédito nada despreciable en una argentina sin referencias politológicas ciertas.

3) Que el primer efecto político ha sido, por aquel principio “quien puede lo mayor, puede lo menor”, que la elección de la CGT del 12 de julio ya se definió a favor de Moyano. Y aun cuando “los Gordos” en los papeles puedan reunir mayor cantidad de congresales, en los hechos y de facto, esos mismos congresales van a votar en contra de lo que se les ordene.

4) Que el gobierno puede anular la convocatoria, pero la suerte está echada.

 

Quedó claro tras el acto de Plaza de Mayo y luego de estas dos lúcidas intervenciones públicas que la CGT comenzó un proceso de acumulación de poder por el descontento de las masas con ciertas medidas no tomadas o mal tomadas por el gobierno. La CGT es el lugar, de acá en delante, de acumulación donde se sumarán las distintas reivindicaciones. Lo paradójico es que esto se produce no por una decisión política de la CGT sino por impericia del gobierno que le regaló banderas que no supo enarbolar.

Por esto último afirmamos, que el gobierno puede descansar tranquilo que nadie lo va a voltear o “desconstitucionalizar” para hablar con vocabulario progresista, pero sí va a tener en el mundo del trabajo un juez incorrupto que la va a indicar la inconformidad de nuestra sociedad.  Y así como en economía “la inflación es la del supermercado”, a partir de ahora en politología “el descontento social lo manifiesta la CGT”.

Queda pendiente la cuestión de los cuadros políticos que la fuerza de la tensiones políticas exige poseer. Hoy la CGT no los tiene. ¿ Aceptará colaboradores? ¿Se dará una orgánica razonable para su conformación? ¿ Podrá superar la dialéctica a la que la izquierda la empuja? Todas estas son cuestiones a tener en cuenta de aquí en más.

 

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