Desde un plano general, puede pensarse que existe un problema esencial en las sociedades de todos los tiempos y latitudes: ¿Cómo organizar política e institucionalmente la vasta complejidad social, económica y cultural, expresada en las demandas y aspiraciones de la población?
El nacimiento de los gremios de trabajadores por oficio, que se monta sobre el trabajo artesanal de períodos anteriores, coincide con el fortalecimiento de los municipios de la Edad Media. Si bien este fenómeno se da en Europa del siglo XII, nos alerta de algunas claves que pueden ser de utilidad para analizar la situación actual en nuestras tierras.
“…El feudalismo era una organización jerárquica; el vasallo dependía del señor, éste, de otro magnate, el magnate, del rey y, el rey –aunque fuera teóricamente-, del Papa.
La diversidad de intereses y de voluntades dificultaba en esta organización la existencia de un poder político fuerte…Las organizaciones de oficio sustituyeron parte de ese poder político. La esencia del gremio consistía en esta sustitución, en la creación de su propio derecho…”
En esta creación del propio derecho, solo el gremio podía otorgar el título de maestro, evaluando así el pasaje de la condición de aprendiz a oficial y de ahí, a maestro. Esta organización corporativa de la producción era de alguna manera un reflejo de la organización feudal.
La manufactura y el posterior maquinismo de la gran industria, fueron cambiando el contenido del trabajo, fueron separando las diferentes funciones y reordenando la división del trabajo dentro de las unidades productivas. La centralización a que llevó la maquinización separó y alteró la estrecha relación territorial entre la organización de los trabajadores y el territorio próximo.
Este proceso de identificación entre el sistema de organización del trabajo y los alcances políticos del poder próximo, se expresa en la legislación y en el cambio de atribuciones de la organización de los municipios en relación a la organización del trabajo.
La era de la Finanzas
En la era en que el capital financiero se vuelve hegemónico, se desarrolla un proceso que repite del pasado, algunos elementos de la organización del trabajo y la vida social. La lógica de organización y gestión del patrón de valorización financiera, exige la descentralización de parte de aquello que la gran industria concentró (medios de producción, agrupamiento de mano de obra, almacenamiento de productos, etc.)
La valorización del capital financiero subsumió la lógica de la industria y con ella, alteró gran parte del entramado institucional y simbólico del mundo moderno. El mayor impacto de lo que sostenemos, se ve en las transformaciones de los Estados Nacionales entre mediados de la década del ´70 del siglo XX y, principio del nuevo siglo.
Al mismo tiempo que se modifican los límites de los Estados Nacionales, se coloca en el centro de la escena a los municipios, o a las entidades de organización política más pequeñas. Por otra parte, la era de las finanzas, hiere gravemente a la organización política basada en el monopolio de los partidos políticos; tras lo cual, reaparecen los sindicatos como instancias fortalecidas de representación y de identificación social.
Los municipios y las organizaciones sindicales
En la Argentina, aparecen algunas paradojas para subrayar. En primer lugar, en los últimos años se vive una revitalización de la política, mientras se recuperan instrumentos propios de un Estado Nacional independiente (políticas cambiarias, comerciales y monetarias). No obstante esta situación, se desenvuelve en el marco de un proceso de pérdida de hegemonía de los partidos políticos y de un recrudecimiento del debate entre diferentes entidades políticas (Nación, gobernaciones y municipios), por temas referidos a la educación, la salud, el transporte, la seguridad, etc.
Mientras la sociedad argentina no resuelve la forma de representación política que debe tomar la relación entre las diferentes fuerzas sociales y, más allá de la relación que la sociedad establece de forma directa entre sus líderes y caudillos, aparecen las organizaciones sindicales como las instancias de mayor fortaleza y sobrevivientes de la crisis de 2001.
Por otra parte, en un contexto de revitalización de los grandes espacios regionales, de replanteo de los alcances de los Estados Nacionales, surgen las instancias municipales como entidades comunitarias y políticas a fortalecer. La descentralización y la vinculación con el Estado Central, está en el centro del debate.
