ANÁLISIS Y OPINIÓN

Primero la Unidad

Por Dr. Ignacio Leonardi (docente UBA-UNLZ), columnista de Mundo Gremial.

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El camino hacia la unificación de las centrales “cegetistas” en que se encuentra atomizado el conjunto del movimiento obrero, requiere mucho más que expresiones de deseo. No confundir el camino y en especial los motivos, definitivamente parecen ser los lineamientos de la, más que nunca, ansiada unidad.

Sin embargo, la agenda política coyuntural y sus bemoles promueven posicionamientos que, apartados de aquella primigenia finalidad, encarna en la voz de diversos actores exigencias encaminadas a la adopción de medidas legítimas de acción sindical como herramienta de presión en la disputa política, bajo apercibimiento de considerar a la dirigencia sindical como entreguista y tildarla de traidora.

Fuertes adjetivaciones que evidencian el enorme desconocimiento de lo que implica la responsabilidad institucional de conducir una organización sindical, y más aún, de visualizar las condiciones de oportunidad y conveniencia cuando en el camino se trabaja denodadamente en las condiciones de una genuina y auténtica unificación.

La legitimidad de una organización sindical, así como la de su conducción, es un sendero que se construye desde las bases y a partir de la libre y democrática participación de sus trabajadores. Con ese principio como rector, será la decisión de aquellos la que defina la adopción de tal o cual medida que, a través de los canales institucionales de la organización, llegará como mensaje a la conducción y que deberá ser respetada. Pero de ninguna manera funciona al revés.

Pretender que funcione de arriba hacia abajo, donde una cúpula que conduce debiera hacerse eco del resultado de una disputa esencialmente política cuya finalidad, aun compartida por el movimiento obrero en su totalidad, requiere una respuesta esencialmente política y no sindical, implica confundir los roles de cada uno de los actores intervinientes.

Ello no resulta óbice para distinguir el posicionamiento “cegetista” frente a los duros reveses que sufre el mundo asalariado, donde las profundas crisis sectoriales han sido, en su momento, denunciadas por los dirigentes involucrados. Pero de forma alguna se puede aceptar que actores ajenos a una organización exijan de ella la automática adopción de una medida cuya relevancia requiere una profunda deliberación en el seno de cada estructura sindical, cuando las variables en juego fueron y serán políticas.

La madura dirigencia sindical no se deja presionar por los intereses y exigencias ajenas, aunque se encuentra atenta a la decisión de sus bases y la necesidad de los trabajadores. Instar la evaluación de una medida hacia el interior de cada sector sindical implicado no significa desinterés sino responsabilidad. Que la respuesta no sea automática no significa que no sea nunca, sino  que será en su momento más conveniente.

Señal de responsabilidad que reconoce en cabeza de la próxima nueva conducción la legitimidad de programar y consensuar el posicionamiento de la CGT unificada, sin condicionarla con medidas adoptadas por una gestión saliente.

Tal vez mediante el gobierno de un sindicato de menor impacto en el universo de trabajadores sindicalizados, que favorezca el debate y consenso hacia el interior del cuerpo, como el histórico ejemplo del recordado gran líder Saúl Ubaldini. Tal vez con el gobierno de uno de los grandes sindicatos de enorme peso específico tanto sectorial como general, la CGT avanza decidida hacia el 22 de agosto, congreso conclave de la unificación.

Resulta indudable la necesidad de respuestas y una agenda sindical que atienda las problemáticas actuales y venideras, en un escenario que avizora una fuerte paralización del mercado interno. Pero no es menos cierto que ello solo podrá materializarse de la mejor manera mediante una central confederal única, fuerte y concentrada.

La decisión será fruto de la vida interna sindical.

Surgirá desde el seno de las organizaciones cuya primordial finalidad es aunar las representaciones colectivas del movimiento obrero.

Estructuras puestas a disposición de los trabajadores. Siempre.

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