Pedro Castillo finalmente asumió la presidencia del Perú y tomó juramento a su gabinete tras varias semanas de incertidumbre luego de las elecciones. Asumió la presidencia con una sociedad doblemente fragmentada.
Por un lado, Castillo hereda un Perú dividido por una campaña electoral que lo demonizó como la nueva expresión del castrochavismo en la región. La primera división es la del electorado con una clara expresión territorial. Lima y la costa votaron por Keiko Fujimori, por esta razón debemos esperar que el espacio público y las cámaras le sean adversos.
La segunda división viene de la mano del proceso económico que lleva varias décadas de crecimiento y estabilidad. Este proceso dejó también muchos perdedores que supo capitalizar Castillo y a quienes deberá retribuir durante su mandato.
En la última parte de la campaña Castillo expresó cierta continuidad de la política macroeconómica actual con algunos ajustes (La economía peruana es muy dinámica aunque cuenta con un índice del 30% de pobreza y un 70% de los trabajadores no está registrado).
Por otra parte las entidades de crédito internacional esperan un rebote de la actividad económica luego de la caída del 11% del PBI producto de la pandemia pero esto estará alentando por el crecimiento de las exportaciones y del precio del cobre.
Hechas estas aclaraciones corresponde repasar los anuncios y señales dadas por Castillo y su Ministro de Trabajo y Promoción de Empleo Iber Maraví Olarte. Durante su discurso de asunción Castillo expresó, que sus cambios no pondrán en riesgo las conquistas alcanzadas. Que su objetivo es construir un país más próspero donde reinen el orden y la prosperidad y la riqueza se distribuya de manera más equitativa.
Que para estos fines quiere mejorar en nivel de empleos y salarios de conformidad a los estándares que señala la OIT. Así también pretende crear un millón de empleos en un año con un golpe de inversión pública activando programas públicos de generación de empleos.
Para la realización de estos programas anunció que destinará alrededor de 750 millones de dólares a municipios y gobiernos regionales. Así también destinará cerca de 250 millones de dólares para la construcción de caminos y 170 dólares a cada familia vulnerable junto a la refinanciación de las deudas asumidas por las pymes.
Hasta aquí lo concerniente a la Presidencia, capítulo aparte merece el Ministro Iber Maraví Olarte sobre el que ya pesa un habeas corpus (ya fue admitido por la justicia) pidiendo su desvinculación por sus supuestos antecedentes como secretario de juventudes del MOVADEF y secretario general del Conare en Ayacucho, ambos con nexos con Sendero Luminoso.
En los últimos días estos antecedentes fueron negados públicamente por él «Para mí lo principal es que no soy parte del Movadef, no comparto las ideas del Movadef, estoy al margen de eso. Nunca me van a sacar una prueba donde yo he participado con el Movadef» expresó.
Iber Maravi Olarte además de músico, actor y abogado es Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica, fue secretario general del Sutep (2003-2005), asesor legal del denominado Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho y regidor de la municipalidad Provincial de Huamanga.
Ahora bien, a los políticos se los juzga por sus acciones más que por sus dichos y a pocos días de la toma del poder ya tenemos algunas muestras. Por estos días el flamante Ministro anunció las acciones que llevará adelante para cumplir con los programas anunciados por el presidente y formalizó la inscripción de la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación del Perú (Fenate Perú) como sindicato de los maestros.
Esto ya le valió la acusación de querer dividir al magisterio de la Sutep. Vale recordar que Pedro Castillo llegó a la presidencia gracias a la plataforma que generó con el conflicto docente del 2017 y hoy en día desarma esa estructura. Aquí quienes hayan leído El príncipe podrán reconocer algunos de sus célebres consejos.
Foto: Peru21