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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Perón, Kissinger, movimiento obrero y el control de la natalidad

Por Maximiliano Arranz, columnista de Mundo Gremial.

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Existen varios temas de relevancia para el pueblo argentino y el futuro de la patria, sin embargo ninguno de ellos es promocionado desde los grandes medios masivos de comunicación. La corporación informativa enfoca todo su contenido en la agenda de las elites globales, esas mismas que manejan la reserva federal de los Estados Unidos, y desde allí al resto del planeta.

Nunca veremos una seguidilla de tapas de diarios denunciando la pobreza, el desempleo, la inflación, el endeudamiento extremo como sistema de sometimiento, o a los funcionarios de todo nivel con dinero oculto en el extranjero; tampoco seremos testigos de semanas enteras de debate televisivo sobre el agronegocio y la megaminería con sus consecuencias de contaminación/envenenamiento/muerte. Muy por el contrario, somos aturdidos de manera constante con las bondades que traerían consigo las inversiones extranjeras, todo los males que nos dejó el gobierno anterior, o lo maravillosa que sería esta tierra sin sindicalistas (y sin sindicatos).

Advirtiendo esta línea de conducta, no es demasiado difícil entender que si determinada temática es sostenida día tras día por el gran monopolio mediático, no es precisamente porque responda a los intereses argentinos, sino que obedece a la agenda del poder permanente; ese que perdura más allá de los presidentes y está por encima de las naciones.

Hoy el tema “de moda” es el aborto, el cual nos quieren vender como si fuese una causa de los más humildes, pero que la misma “militancia” que lo promueve no quiere someter a una “consulta popular” porque bien saben cual seria el resultado.

Dejando posturas teológicas y/o de individualismo materialista extremo, para las iglesias y/o para las “señoritas” que gustan de gritar semidesnudas en las puertas de las mismas (la mayoría de ellas con una gran carencia del sentido de la estética); podemos observar como se omite de toda la discusión, de manera planificada, el factor geopolítico en el marco de los intereses de la Nación.

En el año 1974, el Presidente Juan Domingo Perón firmó el decreto 659 que planteaba lo siguiente: “considerando que la persistencia de los bajos índices de crecimiento de la población constituye una amenaza que compromete seriamente aspectos fundamentales del futuro de la República (…) Considerando que factores determinados por intereses no argentinos que auspician y estimulan modos de vida antagónicos con los que corresponden al destino de un gran país, desalentando la consolidación y expansión de la unidad familiar, promoviendo el control de la natalidad, desnaturalizando la función fundamental de la mujer y distrayendo a nuestros jóvenes de su deber natural como protagonistas del futuro de nuestra Patria (…) El Ministerio de Bienestar Social, a través de la Secretaría de Estado de Salud Pública, dispondrá de inmediato (…) prohibir el desarrollo de actividades destinadas directa o indirectamente al control de la natalidad”. Creo que está demás aclarar, que la agenda de Perón es la agenda del pueblo y de la Nación.

Al mismo tiempo, el mismo año, era entregado a manos del entonces presidente de los EE.UU. Richard Nixon, el MEMORANDUN NSSM 200 también conocido como el INFORME KISSINGER. En el mismo se identificó el crecimiento de la población en los países del tercer mundo como “un asunto de máxima importancia“, por poner en peligro el acceso a sus recursos naturales, que los EE.UU. necesitan y por lo tanto lo consideran una amenaza para su seguridad económica y política. Establece como objetivo el control de la natalidad en los países subdesarrollados, mediante diferentes métodos (el aborto es solo uno de ellos) para “ahorrar recursos y materias primas” que potencialmente serían utilizados por los Estados Unidos. Dicho informe dice textual: “…la dependencia del mundo de suministros minerales producidos en países en vías de desarrollo se está incrementando, y el crecimiento poblacional (…) puede socavar las condiciones de expansión de la producción y flujo sostenido de tales recursos (…) el progreso en la tecnología de la comunicación ha llevado a sugerir que la prioridad puede estar en la utilización de esta tecnología, particularmente con las grandes masas analfabetas, (…) para hacer conocer a la gente los beneficios de la planificación familiar…”. Lamentablemente es necesario aclarar, que la agenda de Henry Kissinger no es precisamente la del pueblo argentino, y que promover la interrupción voluntaria del embarazo es funcional al mas demoniaco de los imperialismos.

“Todos los templos han sido profanados”, podría ser la metáfora que mejor defina como el discurso colonizador ha penetrado hasta en la última de las trincheras. El movimiento obrero supo ser un faro en la línea del pensamiento nacional, dentro del cual mantuvo una prédica de impecable contenido doctrinario. Sin embargo en los últimos tiempos podemos ser testigos de como ideas “no argentinas”, se han infiltrado en un sector del sindicalismo que suele pasarse de prudente y al que ya le queda poco de sabio (aunque por suerte son una minoría).

Podría llegar a ser entendible que exista cierto nivel de confusión sobre temas que , por una cuestión cronológica, Juan Domingo Perón no llegó a definir en vida. Pero adoptar el discurso del enemigo, en temas en los cuales nuestro General dejó toda clase de testimonios, habla a las claras de la profunda derrota cultural que hemos sufrido como pueblo.

El movimiento obrero argentino, debiera ponerse en la primera línea de oposición al asesinato de niños por nacer. Cuando Kissinger habla de controlar la natalidad, se refiere ni más ni menos que a evitar que los trabajadores tengamos descendencia. Habla de nuestros hijos, de impedir su concepción y su nacimiento. Fuimos los hijos del pueblo los que dejamos el cuero en las invasiones inglesas de 1806 y 1807, en la guerra de la independencia, en las montoneras federales, el 17 de octubre, en la resistencia peronista, en Malvinas, y el 20 de diciembre de 2001, solo por nombrar algunos hechos históricos. Por eso el imperio, ha decidido que es contraproducente que nosotros sigamos naciendo. Que seamos más, pone en peligro su dominio sobre nuestros recursos.

El aborto nunca es gratuito, si no lo paga el individuo, lo termina pagando el estado con el dinero de todos. Entonces, en un país con serios problemas demográficos como el nuestro, los trabajadores tendríamos que exigir que la Nación invierta el dinero en el nacimiento de más argentinos, en lugar de financiar su aniquilamiento desde la concepción en el vientre de sus madres.

Cada persona tiene derecho a la reflexión y a tomar una posición. Pero si deciden ser funcionales a Kissinger, por favor no hablen en nombre del peronismo ni de Perón. No sean malos…

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