ANÁLISIS Y OPINIÓN

Pensar a largo plazo

Por Ignacio Lonzieme, secretario general de la Unión Informática

Publicado

|

En las últimas semanas tomó relevancia a través de los medios periodísticos de primera plana, un conflicto gremial entre la Federación de Camioneros y el grupo que adquirió los bienes de Walmart que se “fue del país”. En la gran mayoría, excepto en los medios gremiales especializados, se califica el hecho de que un empleador que cesa una relación laboral para administración tenga continuidad laboral de los conceptos indemnizatorios como la “ley moyano”, intentando denostar el reclamo de manera peyorativa cuando es algo que puede beneficiar a los trabajadores.

No en todos los casos, pero sí en algunas, las grandes empresas pueden afrontar este pedido cuando hay un cambio de razón social. Cuando suceden estas cosas se instala el llanto del empresario cuando vemos cómo después de una durísima medida de fuerza finalmente terminó blanqueándolos y ordenando los trabajadores. Es decir que podía hacerlo. Esto hay que remarcarlo en negrita y en mayúscula, no tenía ningún inconveniente en hacerlo.

Este tipo de situaciones las vivimos casi a diario en la que por ejemplo se designa un delegado en una empresa que no había y se pagaba parte de salario negro, y a la semana de ese hecho se ofrece un ajuste salarial pendiente de hace varios meses. Todos sabemos que las denominadas cargas sociales son duras de afrontar, pero es menester distinguir a las empresas que recién empiezan, a las que ya están instaladas y pueden cumplir con esos compromisos.

Al mismo tiempo, estamos viendo cómo se desvirtúa la sanción de la ley de teletrabajo, una modalidad que los informáticos utilizamos hace un par de décadas y que por lo tanto conocemos muy bien. El capítulo que se agrega a la LCT establece algunos puntos interesantes como la posibilidad de determinar horarios para hacer cuidados, el empleador debe cubrir los insumos, entre otros. Cabe mencionar que según el criterio de varias agrupaciones de abogados laboralistas la redacción de la ley no está bien clara, e incluso se contradice con institutos básicos de la LCT. Posteriormente, leemos bosquejos de una reglamentación aún menos clara todavía porque deja fuera a buena parte de los trabajadores que incluía previamente la ley, y genera confusión en varios ítems de la ley sancionada.

Finalmente, una resolución de la autoridad administrativa en materia laboral determina, a través de una cuestión meramente semántica (habla de home office no de teletrabajo) deja sin efecto una decisión que estaba casi aceptada por “las 3 patas” dejando casi sin efecto su sanción. La gran mayoría de los sindicatos que estuvimos en el debate apoyamos la sanción de la ley a pesar de no estar totalmente acuerdo así como muchos o la gran mayoría de abogados laboralistas que llamaron la atención respecto a muchos puntos entonces y otros temas a tener en cuenta.

Otra gran falencia en el mundo laboral argentino actual es la falta de cumplimiento de las sentencias judiciales por parte de algunas empresas con lo cual varios sindicatos nos hemos visto obligados a presentar denuncias por el delito de desobediencia a una sentencia judicial a varios alto directivos de empresa. Es muy llamativo que en varios de estos casos la asesoría jurídica proviene de los mismos grande estudios jurídicos corporativos, que muchas veces pareciera se empeñan en estirar controversias, actuando de mala fe, más que en solucionarlas.

Votación en Amazon

Respecto a la votación sobre sindicalización de los trabajadores de Amazon hay que decir que el concepto de sindicalización es mucho más amplio y profundo que la mera discusión de las de los salarios y las condiciones laborales. Las asociaciones profesionales están para dar cobertura social, formación profesional y pensamiento estratégico sobre el desarrollo de las distintas ramas de la economía. Aquellos que reducen al sindicalismo a estos dos ítems, y últimamente casi de manera total al primero, que es la actualización salarial, son los mismos que pretenden que no haya otra voz que la de ellos, que se quejan de la intervención del Estado excepto cuando conviene. ¿No habría que buscar los balances que sirvan a todos?

Recientemente, las grandes tecnológicas de país enroladas en la Cámara de la Industria del Software (CESSI) salieron en todos los medios a quejarse por el trabajo freelance (a nuestro criterio precarizado) porque no pagan impuestos. Se debería trabajar en conjunto para que los y las profesionales informáticos que toman esa decisión, sean incentivados a entrar en las empresas. Respecto a los resultados de la votación en sí, que van a hacer apelados independientemente de que sean verídicos o no, y que Amazon haya tenido actitudes antisindicales, o para que sus empleados no voten. Si permitieran que se explique bien a los trabajadores cuáles son todas las funciones y beneficios, con la libertad de elegir sin amenazas, no cabe ninguna duda de que el 100% elegiría estar sindicalizado. Aún más, aunque los resultados hayan salido desfavorables, ese porcentaje de trabajadores que decidieron sindicalizarse deberían estar en todo su derecho de hacerlo porque en ese caso sería en contra de la libertad de asociación que uno derechos más básicos que puede tener una persona (estas empresas suelen ser las primeras enarboladas de todo tipo de libertad, excepto la sindical).

Solo puede haber genuina paz social y eficacia y progreso real cuando las 3 famosas patas están coordinadas discutiendo en conjunto los ejes centrales de la producción y el trabajo. No hay dudas que es necesario re discutir el sistema laboral en la Argentina, así como es necesario discutir una ley federal de transporte, una de desarrollo industrial, y establecer reglas mínimas de convivencia porque de lo contrario, la forma de dirimir los “conflictos de interés” como han sido calificados recientemente, se van a agravar y profundizar.

La primer medida para poder lograr esto es el reconocimiento mutuo, hay que terminar con el reunionismo y el fotismo. Este reconocimiento se debe hacer a través de la institucionalidad, desplegando toda la capilaridad que pueden tener las organizaciones madre. El empresariado debe entender que las pretensiones de los trabajadores son válidas y el sindicalismo debe comprender en que momento esas pretensiones pueden ser atendibles. Sin ese trabajo serio y profundo reconociendo todos los problemas que tenemos no vamos a poder lograr revertir el fracaso general en el que nos encontramos (50% de pobreza no puede ser calificado de otra manera).

Como contraparte estamos frente a la posibilidad de dar vuelta un país que, al contrario de lo que algunos medios dicen de manera repudiable, el argentino tiene los argentinos y argentinas, que son muy trabajadores y tiene muchas ganas de progresar. Es necesario dejar rencillas y cuestiones partidarias de lado. Si algo bueno nos dejó la pandemia es ver al jefe de la Ciudad de Buenos Aires sentado junto al gobernador de Buenos Aires y el Presidente Alberto Fernández. Fotos como esa debería ser mucho más, y no sólo para mitigar desastres. La generación de dirigentes a la que pertenezco tiene ese desafío, y debe pensar a largo plazo, dando pasos seguros y respetando la trayectoria. Pero, es necesario que podamos avanzar. Es una nueva época que precisa ideas modernas, con los principios y valores básicos que seguramente todas las partes compartimos, gobernar es dar trabajo. La productividad y el trabajo demandan más diálogo social que nunca debido a la rapidez del avance de la tecnología, aquel o aquella que no tenga predisposición, y obre con coherencia debe ser apartado.

Las inversiones van a llegar cuando haya un marco de reglas jurídicas y convenciones estables, que se sostenga en el tiempo, hemos demostrado la capacidad de afrontar situaciones difíciles en conjunto, hagámoslo también para prosperar. El día que hagamos eso nuestro país tomará el rumbo que se merece y seguramente podremos lograr, más rápido de lo que pensamos, porque tenemos todo lo necesario para hacerlo.

Salir de la versión móvil