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Ni en Netflix se consigue: continúa la novela de Seguros

Por Andrés Amor, columnista de Mundo Gremial

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Mientras la justicia le cae a Cavalieri debido a facturas irregulares en su obra social por $53 millones (cincuenta y tres millones de pesos), en el Sindicato del Seguro se pelean por la desviación de una cifra diez veces mayor que eso, exactamente unos $500 millones (quinientos millones de pesos).

La diferencia es que mientras en el caso de Cavalieri se dejaron “los dedos pegados”, como dicen en la jerga policial cuando las pruebas son contundentes y están a la vista (como las maniobras con facturas), en el caso de la OSSEG (Obra Social de Seguros) el andamiaje contable y legal sería mucho más delicado, involucrando contratos secretos y pagos sin autorización expresa por parte del Consejo Directivo de la obra social, pero con pleno conocimiento por parte del máximo nivel de conducción.

“Raúl no tuvo nada que ver”, defendía a su jefe (en obvia referencia a Raúl Martínez, secretario general de seguros) Carlos Miodownik, el todopoderoso abogado que lleva 10 años asesorando a la OSSEG, y embolsando billetes sin control aparente por parte de la organización. “Este dinero es fruto de mi trabajo y de mi esfuerzo, no hay nada turbio y puedo explicar cada peso”, pretendía aclarar el abogado a un atónito grupo de directores de la obra social, cuando lo increparon al destaparse la olla a comienzos de mes.

“Hasta ahora el tema no está en los diarios por la influencia de Carlitos en la SIDE”, dicen en Seguros, y recuerdan su vínculo con Alberto Nisman, de quien habría sido testaferro y socio mediante una consultora, lo que explica el ingreso de su hermana Sandra Nisman como empleada en la obra social, así como el contrato mediante el que Seguros le habría alquilado el edificio de la calle Tucumán al Ministerio Público Fiscal como sede para las fiscalías federales. La influencia de este personaje en la justicia le habría servido, además para facilitar fallos a su favor y así torcerle el brazo a empleadores díscolos. Por estos favores los abogados de Seguros cobraban además cuantiosos honorarios, a pesar de que en la página web del gremio se promociona un servicio de “asesoramiento jurídico gratuito”.

Toda esta novela desató la furia de algunos dirigentes del gremio que quieren ver rodar cabezas, especialmente la de Martínez como partícipe necesario, pero que podría salpicar a otros personajes, como el también abogado Jorge Sola, principal rostro de la CGT ante la prensa (y por ello odiado en el Gobierno Nacional). La interna en el secretariado es feroz y no saben cómo hacer para despegarse, ya que Sola lejos de amilanarse aprovecha las luces de los medios para reposicionarse, amplificando todo lo posible el ruido que este quiebre ha hecho.

“Hay que convocar al Consejo Directivo”, habría dicho Sola en un momento de bronca a sus pares del secretariado, amenazando con soltarles la perrada. Otros, en cambio, quieren llamar a un “Congreso Extraordinario” sin percatarse de las imprevisibles consecuencias de dicha jugada, ya que aún un congreso adicto se volvería inmanejable cuando las denuncias empiecen a llegar.

Mientras tanto, Martínez disfruta de su anonimato y se les ríe en la cara, ya que nada concreto podrían comprobarle, de ser ciertas las palabras de Miodownik, y algunos aventuran además que el pato de la boda sería el presidente de OSSEG, aunque los contratos datan de al menos hace nueve años, involucrando el período de tres presidentes de la entidad.

“El Flaco debe estar contando billetes en la casa y cagándose de la risa… en el secretariado son unos inútiles”, grafica acerca de Martínez, un viejo caudillo del gremio que no vería con malos ojos que terminen todos presos.

El mutismo de algunos personajes con todo esto es asombroso.

En las últimas horas, y para evitar una posible intervención del ministerio de Trabajo estarían pidiendo la cabeza del tesorero del gremio Salvador Bianco y su protesorero Héctor Piccolellaya que estarían vinculados al tema de los pagos.

Las febriles negociaciones son para que Martínez se vaya lo antes posible, por miedo a la intervención. Que por otro lado sectores ligados a los fueros jurídicos estarían agitando (Sola).

Acá prevalece la tesis de no hacer olas y generar un recambio generacional. Es decir que ambos sectores apuestan al recambio, Sola quiere tierra arrasada para el recambio ser él. La mayoría quiere preservar al gremio y sólo evitar que se siga pagando ese contrato sideral.

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