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Neuquén: El trasfondo de una nueva puja gremial

Los reclamos sindicales se profundizan al tiempo que el Gobierno advierte que no puede afrontar un aumento salarial que costaría al Estado unos 1.000 millones de pesos.

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El gobernador Jorge Sapag le puso esta semana una cifra a las pretensiones gremiales: se trata de una discusión por 1.000 millones de pesos, algo así como el 10% del presupuesto provincial anual. Con ese pedido de trasfondo, los sindicatos impulsaron paros, movilizaciones y cortes de ruta. Todo hace prever que esta semana el escenario se endurecerá. El límite, según advirtió el propio gobernador, será el posible corte de pasos internacionales a Chile. “He visto que se amenaza con cortar una ruta internacional; que no se les ocurra”, señaló Sapag desde Villa La Angostura.

La discusión, como siempre, tiene varias aristas. La económica es la que se instala como la más urgente y aquí arranca el primer round discursivo. Desde la Provincia se argumenta que no hay fondos para más aumentos salariales, algo que, revisando los números oficiales, se comprueba a simple vista. El gasto se expandió en los últimos años mientras que los ingresos vienen a un ritmo menor. Se trata de un cuello de botella que hoy viven varias provincias. El reciente ejemplo de Buenos Aires, que tuvo que pagar en cuotas el aguinaldo, sirve para ilustrar el fenómeno.

Sapag indicó en reiteradas oportunidades que los aumentos que otorgó la Provincia fueron por encima de la medición de inflación de Estadísticas y Censos. El halo de incertidumbre que arroja el cambio de sistema de medición del INDEC hace casi imposible contrarrestar cualquier afirmación vinculada al aumento de precios. Desde su lugar, los trabajadores perciben cómo sus ingresos se diluyen día a día con el aumento de precios, algo que se agrava en Neuquén con un mercado preparado para el consumo tipo de los petroleros, de alto poder adquisitivo.

La estrategia del Gobierno hasta aquí fue comunicar a la población que no hay fondos, al tiempo que blanquean las cuentas fiscales. Mientras tanto, dilata las negociaciones para ganar tiempo, a la espera de que ingresen en las arcas estatales el dinero de la emisión de letras del Tesoro que buscan solucionar problemas de liquidez.

 

Dimensión política

Pero el conflicto gremial también tiene una dimensión política, y no son pocos los que se anotan en el complejo tablero de ajedrez que resulta de esta situación. Sapag está entrenado en este cuadro. A lo largo de su gestión enfrentó en numerosas ocasiones endurecimientos de la protesta social, como los 39 días de paro de ATEN en 2010. El gobernador actuó en aquella oportunidad con una política de apaciguamiento y el conflicto terminó con un aumento salarial del 11% (lejos del 23% de la administración pública) y con un gremio al borde de la fractura.

Si bien Sapag sostiene su pedido de paz social, parece haber endurecido su discurso. Esta semana, desde La Angostura, advirtió que no tolerará cortes de rutas internacionales.

Aun así, el gobernador le esquiva al reclamo de cierto sector duro de la política neuquina que pide desalojos. Su máximo exponente es el intendente Horacio Quiroga, quien esta semana aseguró que, de ser gobernador, impediría los piquetes. El discurso de la mano dura, que en Neuquén evoca de forma inmediata a la muerte del docente Carlos Fuentealba, parece ser la apuesta del jefe comunal, que busca instalarse políticamente de cara a 2015.

Sapag no tardó en responder. “Un dirigente salió estos días a decir que el gobernador tiene que salir prácticamente con un palo. No. Si hay un delito, se hace la denuncia judicial, se tiene la orden, se da intervención policial. No se puede llamar al gobernador por teléfono para decirle: che, sácame a la gente de acá a los palos porque me están molestando. Esto raya con lo ridículo, antidemocrático y antirrepublicano”, disparó.

 

Dimensión social

El capítulo social suele quedar afuera de los análisis. Esto ocurre, en general, porque no le conviene ni a la clase política ni a los gremios. Neuquén sigue siendo una provincia desigual, con deuda social. La pobreza, aunque menor que en otras localidades, aún afecta a distintas localidades. La falta de vivienda es una constante que cruza clases sociales. Los servicios que debe prestar el Estado a menudo se ven resentidos por falta de personal o infraestructura inadecuada.

Esa tensión social, sin embargo, no es la de 2001. El país creció, la Provincia también y las condiciones son otras. Cabe entonces preguntarse si el piquete sigue siendo un modo legítimo de protesta. ¿Cuánto tienen que ver los cortes de ruta actuales con los piquetes de Cutral Co en los 90? Es difícil medir necesidad. Es antipático sondear apoyos. Pero a simple vista, los cortes actuales distan mucho de ser una pueblada. Quizás sea necesario que los gremios renueven el apoyo de su base social, y que sus dirigentes comiencen por legitimar su reclamo ante todos los neuquinos. Cortar rutas no es el método más adecuado.

 

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