Amadeo Genta asumió como secretario general de los municipales porteños bajo el sol democrático de 1983; cargo en el que continúa y que en noviembre buscará reelegir para encarar su décimo mandato. Cuando arrancó, era el intendente radical de Ricardo Alfonsín era Julio César Saguier; quien falleció en 1987, a los 51 años. Lo sucedió el hoy diputado por la UCR, Facundo Suárez Lastra. En aquel entonces los presidentes duraban 6 años en el cargo, la ciudad de Buenos Aires no era autónoma y tampoco había Metrobus; como tantas cosas que se fueron diagramando en esta metrópolis de proporciones colosales.
La sintonía entre el Sutecba (Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires) y el gobierno local es determinante en el entramado de poder, política y dinero como para que todo camine en armonía. Y una primera duda: ¿Por qué Genta, de 86 años, no quiso delegar en su hijo Emiliano el emporio gremial; quien hoy es secretario de Capacitación y Cultura? De la boca para afuera, el veterano dirigente dijo en una reunión de Consejo Directivo que “no quiero ser Moyano” eludiendo el sultanato. Valga aclarar que sí existe una diferencia entre Pablo y Emiliano: el camionero hizo rodaje y fue consolidando en su militancia gremial; más allá de cómo ejerza su conducción.
La entrelínea en el campamento de Genta habla de que no quiere dejar el gremio a “una Isabelita” por el temor a que estalle todo interna y externamente. El mismo problema que Armando Cavalieri: ¿cómo asegurarse la salida? Después de tantos años de secretariado general: está a las claras que no puede caer en manos de improvisados, mucho menos en no leales.
Lo cierto es que Genta tendrá como segundo a Alejandro Amor, el ex Defensor de la Ciudad y primero en la lista de legisladores porteños por el PJ local. Y el entorno de Emiliano cuestiona por qué allanarle el camino para que se quede con el sindicato. Es que Amor fue para Genta un comodín: el jefe sindical siempre le dio vuelo para que jugara en política por fuera del gremio: ese vínculo permitió un aceitado ida y vuelta.
El proceso electoral y las denuncias de la oposición
La hoja de ruta da cuenta de que el 9 de septiembre el oficialismo realizará la Asamblea General Ordinaria donde se someterá a votación la Memoria y el Balance de la entidad gremial. A posteriori, siempre y cuando se mantenga la tradición, se realizará la Asamblea Extraordinaria que elegirá la Junta Electoral que llevará adelante el proceso electoral. Por los plazos legales que deben transcurrir, las elecciones se realizarían para fines de noviembre; se habla del día 26. A julio de este año estaban habilitados a votar 43.765 trabajadores, ad referéndum de la limpieza (o no) del padrón por parte de la Junta Electoral. De ese total, 24.410 son varones y 19.355 son mujeres.
A propósito: actualmente del Consejo Directivo solo participan dos mujeres; por lo que no se cumple con el cupo femenino; llamativo es que el 44% de los afiliados son mujeres. Raro también porque Genta aprobó la semana pasada que haya cupo femenino en el armado de la próxima CGT. Justamente por este tema la oposición, en cabeza de Carlos Elías y en nombre de la lista Celeste, impugnó el proceso electoral de 2017.
Paréntesis: si la CGT elige su nueva conducción el 11 de noviembre y este gremio va a elecciones a fines de noviembre, tanto su secretario general como los congresales del Confederal no pueden legitimar a una nueva conducción al tener su mandato vencido. Sutecba es apenas una muestra de lo que se repite en varios gremios. Se deduce que la rosca política gremial (como la política en general) va en circuito paralelo a la legalidad.
“Es la primera vez que habrá oposición en 36 años”, dispara Elías en diálogo con Mundo Gremial asegurando que contarán con todos los avales y cumpliendo el cupo femenino y trans para participar de los comicios: no temen ser excluidos.
Elías viene denunciando distintas irregularidades como que el Estatuto que estaba colgado en la web del sindicato estaba incompleto y por lo tanto fraguado; que como afiliado no tuvo nunca acceso a la Memoria y el Balance; y un dato más grave es que los delegados de las distintas reparticiones tienen el mandato vencido desde hace varios años; es decir desde antes de la pandemia.
Con vistas al proceso electoral en sí buscarán que se vote en cada hospital y que no se nuclee en uno solo otros cuatro ya que el oficialismo pone movilidad para que los afiliados (propios) se trasladen de uno a otro.