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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Moyano y Grabois, una unidad con la bendición de Papa que llega a El Calafate

Por Nicolás Alberio, columnista de Mundo Gremial

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Hugo Moyano es el referente de los Camioneros desde hace décadas, mientras que Juan Grabois tiene su base política en otro sector de la sociedad, en los trabajadores informales, en los excluidos. ¿Pero qué tienen en común? ¿Por qué se los ve cercanos a pesar de la diferente procedencia? El Papa Francisco es el puente que une a estos dos mundos.

Siguiendo las estructuras de análisis sociológicas del Siglo XX, los trabajadores fueron históricamente el sector popular. El peronismo nació con un discurso que los interpelaba, que les otorgaba derechos. Por convicción, para ganar elecciones, todo es materia opinable, como sucede siempre cuando se habla del líder justicialista. Pero lo cierto es que así fue concebido. En esta matriz, el sindicalismo se alineó como parte esencial del Movimiento Nacional. Sin embargo, desde mediados de la década del 70, la Argentina ya no incluye a personas al mundo del trabajo, sino que sistemática expulsa a más y más fragmentos de la sociedad.

Moyano es heredero de esa vieja tradición. No quiere decir que represente al conjunto de los trabajadores, ya nadie lo hace, pero sí su condición de sindicalista lo embiste con características muy peculiares para la época. El movimiento obrero organizado, como se le decía, son los privilegiados de la sociedad. Vaya paradoja. Son quienes tienen un sueldo, vacaciones pagas, convenios colectivos de trabajo, aguinaldo, obra social, y la lista sigue.

Por su parte, Grabois comenzó su actividad política en la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), es decir, quienes hacen changas, los trabajadores que no tienen asegurado un plato de comida a diario.

Grabois y Moyano son dos mundos paralelos, que casi no se tocan. Salvo cuando el trabajador formal sale de la fábrica y en un semáforo alguien se acerca para limpiarle el vidrio del auto, o cuando contrata a alguien temporalmente para que le corte el pasto de la casa.
A pesar de ello, durante el 2018 se los vio muy cercanos. Toda una novedad ver a sindicatos formales junto a movimientos sociales. Un ejemplo claro fue la misa que organizó el camionero y a la que asistió Grabois en Luján. Conclave que jamás se podría haber realizado sin el visto bueno del Vaticano, a pesar que luego se negó rotundamente su participación.

La ceremonia eclesiástica, en la cual se criticó en duros términos la gestión de Mauricio Macri y sus consecuencias en el mundo del trabajo, dejó de manifiesto quién ejerció el rol de unir a ambos sectores: el Papa Francisco.

A pocos puede sorprender que Francisco tenga un rol político, siempre fue así a lo largo de los 2000 años de la Iglesia. Los papas son jefes de Estado y como tales participan en la arena política, con mayor o menor intensidad. Puede gustar o no el posicionamiento que toma, pero la realidad es que Bergoglio busca que los sectores formales e informales del mundo del trabajo establezcan una plataforma común de cara a las elecciones del 2019.

Aquí comienza a tomar relieve una figura que como el sol, aunque no la veamos siempre está: Cristina Kirchner.

Pocos meses atrás, Moyano se reencontró luego de más de 6 años de fuerte distanciamiento con la líder de Unidad Ciudadana. Si bien, donde hubo fuego cenizas quedan, los intereses de ambos volvieron a cruzarse en el camino. Cristina Kirchner sabe que se necesita al camionero para ganar elecciones y él quiere que Macri no sea reelecto, al tiempo que lo culpa de todas las causas judiciales en su contra.

En este esquema, Grabois de estrechísimos vínculos con el Papa, recorre los medios y realiza actos partidarios, ahora enmarcado en Patria Grande, desde donde plantea que Cristina Kirchner es la mejor candidata a presidente, pero aclara “con el kirchnerismo, pero sin los corruptos”.

En los próximos meses la unidad entre Moyano y Grabois ingresarán a la recta final y hay que estar atentos a los distintos movimientos que realizarán hasta el cierre de lista. Sí, no leyeron mal. La confección de las candidaturas es la fecha a tener en cuenta y no los comicios generales. La gran incógnita es si Cristina Kirchner se presenta o no. Si lo hace ambos espacios confluyen y si no, ninguno de los dos recordarán haber tomado un café juntos.

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