Moyano, Macri y la tómbola del poder

El vínculo entre el clan Moyano, con Pablo como punta de lanza, y el Presidente Mauricio Macri se encuentra en extrema tensión. Se miden, se calculan, se comparan. En el fondo discuten la base de la política: el poder.

Al iniciar la gestión de Cambiemos, la relación entre ambos era buena. Moyano (Hugo) se encontraba distanciado de Cristina Kirchner desde hacía años y veía en Macri un mal menor. Por su parte, Macri, astuto y calculador como buen ingeniero, era consciente que resultaba conveniente tener una buena relación con el camionero para poder llevar adelante, sin grandes dificultades, este barco que llamamos Argentina.

Corría el mes de noviembre del año pasado y el gobierno se sentía fuerte. Acababa de ganar las elecciones de medio término: Sí, Cristina había perdido con Esteban Bullrich. Entonces, Macri sintió que estaba en condiciones de realizar cambios profundos. Medidas que no había anunciado en la campaña, pero que pensaba y que sigue considerando indispensables para ser competitivos, como se gusta decir. La Reforma Laboral, que otra sino.

Por esos días Pablo, el más enérgico y políticamente incorrecto de los Moyano, viajó al Vaticano, y tras reunirse con el Papa Francisco, retornó al país vociferando que detrás de la Reforma Laboral del gobierno estaba la “Banelco”, en clara alusión al proceso de coimas que atravesó la Flexibilización Laboral (nefasta y nunca modificada) que se aprobó durante la gestión de De la Rúa.

Pichetto, quien tiene la llave del Senado para poder abrir o cerrar la puerta a nuevas normas, observó la situación y dijo esto no pasa. Se caía así la Reforma Laboral.

En Casa Rosada entraron en cólera. Veían como se esfumaban las posibilidades de modificar las condiciones laborales y había un responsable, culpable quizás: Pablo Moyano.

A partir de allí, comenzaron a moverse los múltiples expedientes judiciales que poseen desde hace años los Moyano ¿Por orden del Poder Ejecutivo? En Casa Rosada lo niegan ¿Por propia decisión de los jueces para intentar limpiar su mala imagen de cara a la sociedad? Tampoco hay elementos para afirmarlo. Lo cierto sí, es que como un volcán, que se mantenía quieto, de un momento a otro comenzó a liberar lava.

A pocos puede sorprender, que los líderes del gremio de Camioneros, Hugo y Pablo Moyano, tengan múltiples causas en proceso de investigación, por delitos que van desde el lavado de activos y el desvío de fondos destinados a obras sociales, hasta los de asociación ilícita y fraude al Estado, entre otros.

Los supuestos ilícitos tienen, en su gran mayoría, un trasfondo que vincula a empresas de la familia Moyano con el uso de activos provenientes del gremio de Camioneros, aunque por ahora las causas no han avanzado más allá de imputaciones a los líderes gremiales, sin incluir ni procesamientos ni pedidos de detención avalados por un juez.

El caso que lleva adelante el fiscal de Lomas de Zamora Sebastián Scalera, surgió luego que el barrabrava Pablo «Bebote» Álvarez, acusara a Pablo Moyano de ser quien orquestaba el robo de dinero correspondiente a la reventa ilegal de entradas, el manejo de «trapitos», y de las parrillas alrededor de la cancha, motivo por el cual el agente del Ministerio Público pidió su detención, luego denegada por el juez de Garantías Luis Carzoglio.

En estos meses de tensión, con citaciones de la justicia y allanamientos, Moyano hizo las paces con Cristina Kirchner y hoy trabaja en lograr la unidad del peronismo dicen desde su entorno.

Hugo ya no sueña con ser el Lula argentino, el dirigente del movimiento obrero que llegó a presidente. Sin embargo, las elecciones son las elecciones y quiere ser parte de la mesa chica que enfrente a Macri el próximo año, con quien su relación ya es irreconciliable.

En el fondo sólo discuten poder.