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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Movimientos de tablero

Por Raúl Ferrara, columnista de Mundo Gremial.

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Hace dos semanas nos referíamos a la, hasta ese momento, “Semana Negra” del gobierno de la Alianza CAMBIEMOS, refiriéndonos a la confluencia en una crisis económica, financiera, política e institucional sin antecedentes en la gestión del presidente Macri y que se había iniciado unas cuantas semanas antes.

No fue casual que el oficialismo insistiera en el uso de términos como “tormenta”, “tormentón” o “turbulencias” echando mano a la etimología en auxilio de su propio fracaso. En primer lugar, un episodio meteorológico responde, como regla, a factores externos a la conducta del hombre. En segundo lugar, el fenómeno “tormenta”, “tormentón” o “turbulencia” es, naturalmente, violento, pero relativamente efímero.

No hace falta ser un erudito para entender que no ha sido casual el uso de esos términos, pues responde a una clara estrategia comunicacional de inducir en el receptor del mensaje la falta de responsabilidad del propio gobierno, la resignación ante los necesarios daños que implica y la esperanza de que terminará pronto.

Lo cierto es que, a pesar de los esfuerzos por responsabilizar al pasado populista, a la corrupción K y sus cuadernos borgeanos, a la sequía, a la guerra comercial de China y EEUU, a la crisis de los países emergentes, al club del helicóptero y a cualquier factor ajeno que fuera útil para la causa, la realidad se impone y la percepción y el humor social, inundados de tanta tormenta, parecen haber alcanzado el límite de permeabilidad al Relato M. La extensión de las metas del ajuste previsto me permite afirmar que enfrentamos un diluvio de dimensiones bíblicas y que en el arca de Mauricio hay espacio para unos pocos… los de siempre.

Ahora bien, en el mundo del sindicalismo se empiezan a detectar los movimientos propios del fin de ciclo, algunos casi imperceptibles o subterráneos, dando cuenta de esa realidad que se viene.

La radiografía sindical de los primeros dos años de gobierno de CAMBIEMOS estuvo marcada por una relativa y tensa estabilidad. El confederal del que emergió el Triunvirato CGTista Daer-Acuña-Schmid en agosto de 2016, también marcó el nacimiento de una cuarta vertiente sin cargos y marcada posición opositora, denominada Corriente Federal de Trabajadores. Encabezada por el líder bancario Sergio Palazzo estuvo acompañada desde sus inicios por el curtidor y luego diputado nacional por Unidad Ciudadana Walter Correa y un núcleo de casi 50 organizaciones y toma la posta del combativo MTA de los años 90. La CTA de los Trabajadores, conducida por Hugo Yasky transitó un camino de acciones muy similar a la Corriente Federal, con la que comparten una agenda política, mientras que la agenda de la CTA Autónoma estuvo condicionada por las peleas internas por la conducción de la central.

Por otro lado, el sindicalismo oficialista encabezado por el fallecido dirigente de la UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, se quedó con la conducción de las históricas “62 Organizaciones Peronistas”, nacidas como brazo político del sindicalismo peronista, desde la cual articuló las acciones político-sindicales con su Partido FE, integrante de la Alianza CAMBIEMOS.

Si bien es cierto que el triunvirato cegetista nació con tensiones casi irreconciliables en su seno y en sus dos años de existencia sufrió una perdida sistemática de poder interno, ha sobrevivido mucho más tiempo del esperado.

No sorprende que quienes asumieron desde el inicio de la gestión de Macri ese rol opositor fueron engrosando sus filas y articulando acciones, debiendo destacarse la reciente presentación del Frente Sindical para el Modelo Nacional (FRESIMONA) integrado por el SMATA, Camioneros y la Corriente Federal, en el que esta semana han confluido la CTA-Trabajadores y la CTA-Autónoma y que tendrá su lanzamiento formal el jueves 20 de septiembre en Ferro. Pareciera que el mayor desafío será que la heterogeneidad de origen y de composición no impida sintetizar una agenda programática común.

Mientras no sorprende esa convergencia de los opositores, un dato novedoso son las señales de otros sectores del sindicalismo a la sociedad para no ser visualizados como responsables, cómplices o testigos pasivos del ajuste que se viene. Las primeras se dieron en el marco de la breve intervención del PJ por Luis Barrionuevo, que determinó la primera fractura de las “62 Organizaciones Peronistas” ya conducidas por el sucesor de Venegas, Ramón Ayala, al convocar a elecciones para el mes de agosto de este año.

Mas allá de la controversia jurídica sobre la titularidad del histórico y emblemático sello, lo cierto es que se conformó un nuevo espacio de poder político sindical de aproximadamente 50 gremios, con aparente perfil opositor y que surge de un desprendimiento del armado oficialista del dirigente rural y algunas incorporaciones.

Estas ¿nuevas? “62 Organizaciones Peronistas” conducidas por el líder del Sindicato del Vidrio, Horacio Valdez, fueron presentadas en sociedad la semana pasada con un escenario en el que se destacaba la presencia del ex presidente Eduardo Duhalde, el periodista Santiago Cúneo y el dirigente de Escobar y ex deportista, Jorge ”Acero” Cali.

Si la coexistencia de dos “62 Organizaciones Peronistas” ya parecía mucho, esta semana arrancó con la convocatoria a una nueva normalización a desarrollarse el 19 de septiembre en la sede de los metalúrgicos. Como dice el refrán “No hay dos sin tres”…  Aun es un interrogante cual será la dimensión de la convocatoria, pero teniendo en cuenta el anfitrión y la cantidad de gremios de importancia que no participan de los otros armados “seis dos” todo indica que, al menos, tendrá volumen similar y perfil opositor.

Además de estos movimientos, las “62 Organizaciones Peronistas” oficialistas han emitido un comunicado con una lavada, pero concreta, crítica al gobierno por la degradación de los Ministerios de Salud y Trabajo y las consecuencias e implicancias de esas decisiones. Lo cierto es que las manifestaciones públicas son sólo la punta del iceberg, pues cada vez hacen más ruido las críticas silenciosas, los cuestionamientos a las políticas y falta de gestión de CAMBIEMOS y se multiplican los contactos de las segundas líneas con sectores de la oposición.

Cuando apenas falta un año para las elecciones generales en las que se decidirá quién conducirá los destinos del país a partir del 10 de diciembre de 2019, pareciera que el sindicalismo argentino ha comenzado a reconfigurarse de cara a un nuevo ciclo político.

Para algunos la tarea será más sencilla en tanto implica sólo un agrupamiento sin desplazamiento pero para quienes se mostraron demasiado cercanos al gobierno será el inicio de un camino de regreso con una dificultad directamente proporcional al nivel de exposición alcanzado. En cualquier caso, las señales inequívocas de fin de ciclo han aparecido y ni siquiera el sindicalismo PRO parece querer acompañar al presidente más allá de la puerta del cementerio.

Raúl Ferrara es abogado laboralista y docente de Derecho Sindical III para la Diplomatura Universitaria en Actividad Sindical de la UNLZ. Se ha desempeñado como Director Nacional de Fiscalización del MTEySS, Director Provincial de Asuntos Legales y Director Provincial de Inspecciones del MTBA, ha sido además consultor externo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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