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México: sindicatos celebran avance histórico en la reforma del trabajo por plataformas, pero advierten riesgos en su implementación

Para los sindicatos, el reto ahora es evitar que las plataformas trasladen su poder económico al campo normativo, debilitando los derechos laborales en nombre de la flexibilidad digital.

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La reforma laboral que regula el trabajo por plataformas digitales, aprobada en diciembre pasado en México, representa un paso histórico para el reconocimiento de los derechos de repartidores y conductores, según destacó Pedro Guerra, secretario del Interior de la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación de México (UNTA), en una entrevista con Latam y Mundo Gremial. Sin embargo, la organización sindical también alerta sobre limitaciones importantes en la forma en que se definieron los derechos laborales y las obligaciones de las plataformas.

Una década de precariedad y la exigencia de regulación

“Uber llegó en 2013, y desde entonces han crecido sin ninguna responsabilidad laboral real”, señaló Guerra. Empresas como Uber, Rappi, Didi e Indriver llevan más de diez años operando en el país, y para el dirigente, aunque desde la pandemia el trabajo de reparto se volvió esencial, los derechos laborales de quienes lo ejercen quedaron completamente desprotegidos.

Según el dirigente, los primeros esfuerzos organizativos tomaron fuerza a partir de 2021, cuando la UNTA obtuvo su registro sindical y comenzó a impulsar foros en el Congreso de la Ciudad de México, el Senado y la Cámara de Diputados. “El punto de partida fue lograr que se reconociera nuestra relación de subordinación con las plataformas digitales”, explicó.

Avances: reconocimiento laboral y acceso a seguridad social

La reforma reconoce, por primera vez, la relación laboral entre trabajadores y plataformas, define de manera clara las figuras de “patrón” y “trabajador de plataformas digitales” y le exige a las empresas registrar en la seguridad social a quienes perciban más de un salario mínimo mensual (alrededor de 8.000 pesos mexicanos).

Asimismo, la norma incluye principios de transparencia algorítmica, obliga a establecer contratos de trabajo y contempla medidas para cerrar la brecha de género. “Nos parece el logro más grande de esta reforma: reconoce explícitamente la subordinación”, enfatizó el dirigente.

Críticas sindicales

No obstante, la UNTA advierte que algunos aspectos de la reforma son regresivos o abren peligrosas ambigüedades: “Nos preocupa que la ley solo reconozca como jornada laboral el tiempo en que se tiene una orden activa, ignorando el tiempo que los trabajadores están conectados y disponibles”. Según explicó el sindicalista, esta interpretación deja sin remunerar una parte significativa del tiempo laboral, contraviniendo lo estipulado en la Ley Federal del Trabajo.

Otro punto conflictivo es la provisión de herramientas de trabajo. Mientras la ley nacional establece que deben ser otorgadas por los patrones, “esta reforma deja esa responsabilidad en manos de los trabajadores, lo que vulnera principios básicos del derecho laboral mexicano”, agregó.

Implementación pendiente y debates clave en seguridad social

La reforma aún no entra en vigor. El referente mexicano confirmó que se otorgaron seis meses para que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) defina los lineamientos de afiliación y, a esto, seguirá un piloto de otros seis meses. “Estamos discutiendo con la Secretaría del Trabajo federal cómo se determinará el ingreso neto que contará para la afiliación”, explicó Guerra.

La UNTA propone que el 100% del ingreso generado en la plataforma sea considerado como salario, para evitar que se excluya a una parte importante de la fuerza laboral del acceso a la seguridad social. “Si solo se reconoce una parte, entonces el trabajador tendrá que trabajar más para alcanzar el umbral del salario mínimo”, advirtió.

Un modelo laboral en disputa

La reforma mexicana se inserta en un debate global sobre el trabajo en plataformas. “Las empresas han impuesto la narrativa de que somos socios o colaboradores, pero esta ley dice lo contrario: hay una relación de subordinación”, subrayó el dirigente sindical. Sin embargo, añadió que aún falta discutir conceptos como el de “subordinación discontinua”, que busca justificar que el trabajador no lo es todo el tiempo, un término que la UNTA considera problemático.

“Esta reforma es un parteaguas, pero su implementación definirá si realmente transforma nuestras condiciones de vida”, concluyó Guerra. Para los sindicatos, el reto ahora es evitar que las plataformas trasladen su poder económico al campo normativo, debilitando los derechos laborales en nombre de la flexibilidad digital.

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