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Leandro Camani: el denunciante serial que expone a sindicatos y desafía a Massa y Kicillof
Es el líder de la empresa Secutrans, conocido como el «rey» de las fotomultas en la provincia de Buenos Aires. Una figura que no teme desafiar a nombres de peso como Sergio Massa y Axel Kicillof. Alianzas estratégicas y un manejo hábil del sistema político y empresarial.
Leandro Camani, líder de la empresa Secutrans, y protagonista en denuncias mediáticas recientes ha consolidado su figura como el «rey» de las fotomultas en la provincia de Buenos Aires. Con más de 1.500 cámaras desplegadas en municipios clave como La Matanza, Mar del Plata y Morón, su dominio en el mercado lo convierte en una figura influyente que no teme desafiar a nombres de peso como Sergio Massa y Axel Kicillof. A través de alianzas estratégicas y un manejo hábil del sistema político y empresarial, Camani ha logrado mantenerse en la cima, pese a las múltiples denuncias de irregularidades que rodean sus operaciones. Las últimas investigaciones lo vinculan también al sindicato de gastronomías.
A lo largo de su carrera, Camani ha demostrado ser un hombre de muchos recursos, y en los últimos meses habría asumido el papel de “denunciante serial” en un contexto donde se enfrentarían grandes intereses políticos y empresariales. El propio Camani ha presentado denuncias que apuntan al Ministro de Transporte de la Provincia, Jorge D’Onofrio, acusándolo de estar involucrado en un esquema de coimas. Aunque el gobierno afirmaría que no existirían imputaciones formales contra D’Onofrio, las denuncias de Camani son parte de un modus operandi que viene utilizando para edificar su poder.
El poder de Camani también estaría ligado a su relación con la influyente familia Barrionuevo, una de las más poderosas de la provincia. Su vínculo con ellos, especialmente con Sandra Barrionuevo quien habría sido un factor determinante en su ascenso dentro del círculo político y económico. Camani se aprovecho también de la injerencia del sindicato y se sirvió de sus contactos para crecer y sumar poder en el entramado de la política. Además, el hermano de Sandra, Alejandro Barrionuevo, sería uno de los directivos de Tránsito Seguro, como una retribución por los beneficios obtenidos.
Una de las manifestaciones más claras de esta conexión habría sido la organización de un evento en el Hotel Sasso de Mar del Plata en enero de 2023, donde Camani celebró la entrega de los Martin Fierro en las instalaciones que posee el sindicato de empleados gastronómicos, aún a pesar de que varios dirigentes gremiales no estaban de acuerdo con darle partida al empresario, a sabiendas de su fama conflictiva.
El estilo Camani: denuncias como herramienta de poder
Fue Secutrans -hoy Transito Seguro-, la empresa que le permitió alimentar su poder. Desde allí, desplegó más de 1.500 cámaras de fotomultas en municipios clave de la provincia, como La Matanza, Mar del Plata y Morón, entre muchos otros. Según una nota publicada en Mundo Gremial, elaboró un negocio millonario en el que las universidades nacionales juegan un rol central. A través de convenios con estas instituciones, las comunas pueden instalar cámaras sin realizar licitaciones públicas, un mecanismo que desvía el proceso licitatorio a través de fundaciones universitarias, muchas de ellas vinculadas a empresas privadas. Camani ejerció su poder y se puso en el centro de la operatoria junto a Matias Trejo y Mariano Campos, ejecutores de muchos de sus esquemas, y terminó exponiendo a las Universidades, como por ejemplo a la Universidad de San Martín, de quien se filtraron algunos convenios. El enojo de su rector, Carlos Greco por tener que atender a periodistas de distintos medios nacionales ante las filtraciones generadas por las denuncias de Camani solo ha podido ser soslayado gracias a los beneficios que vendría recibiendo.
Todo este sistema trajo dolores de cabeza también a intendentes que han tenido observaciones y pedidos de informes en los concejos deliberantes, como es el caso de San Pedro, donde actualmente se avanza con la instalación de cámaras de fotomultas, ante un clima de desconfianza total. La ambición de Camani puso en jaque la estructura de ingresos en las comunas y las denuncias públicas que él mismo motivó sacudieron las oficinas de los que serían sus propios socios.
A partir de allí, se empezó a consolidar la figura de Camani como la de un «denunciante serial» que no le teme a los grandes nombres.
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El control mediático para ejercer poder
Leandro Camani no solo ha construido una red de contactos políticos y empresariales, sino que también ha sabido utilizar su influencia en los medios de comunicación para posicionarse como una figura de peso. Su relación con el periodista Rolando Graña, junto con sus vínculos en la farándula, lo han convertido en un personaje con acceso a plataformas clave que amplifican su impacto. Impacto que luego termina por afectar a sus socios.
Camani comenzó su ascenso social desde el mundo de la noche porteña, donde su rol como modelo y dueño del boliche Fabric Club lo conectó con figuras públicas y del espectáculo. Su relación sentimental con Samanta Farjat y Nazarena Vélez, dos personalidades mediáticas, lo puso en el centro de la escena farandulera. Sin embargo, esta exposición pública no solo fue de beneficio, sino que también trajo conflictos. Vélez y su esposo Fabián Rodríguez lo denunciaron por extorsión en un caso que involucró la habilitación del Multiespacio Los Ángeles, un teatro en la calle Corrientes. Las grabaciones aportadas por Rodríguez, que evidenciaban aprietes y conexiones con el caso Beara, también formaron parte de la causa judicial.
Más allá de sus conflictos legales y mediáticos, Camani siempre supo mantener una narrativa pública favorable gracias a su capacidad para navegar los medios. Su proximidad con figuras como Graña y su conocimiento de las dinámicas mediáticas lo han protegido de una exposición más agresiva, a pesar de los múltiples escándalos que lo rodean. Incluso llega de servirse de esos vínculos para explotar más y más su perfil encubierto de denunciador serial y embarrar los negocios propios y ajenos.
Camani sabe que sus conexiones con periodistas y figuras del espectáculo le otorgan una suerte de escudo mediático que le permite minimizar los daños en su reputación.
Sin embargo, quienes lo describen como narcisista, parecen acertar teniendo en cuenta lo expuesto que terminó dejando con sus denuncias a los periodistas que él mismo manejaría, sin importarle hacerlos caer en un tobogán de pérdida de credibilidad.
En definitiva, lo que resulta innegable es que Camani parece haber perfeccionado un estilo propio: allí donde surgen tensiones, emergen denuncias. Este modus operandi ha puesto en jaque no solo a figuras de alto perfil como D’Onofrio, sino que también ha alcanzado a estructuras de poder más amplias, dejando entrever una capacidad para operar sin temor a las consecuencias. La mención a actores como Sergio Massa, de quién habría inventado un textual inexistente para publicar en notas periodísticas, al gobernador Axel Kicillof, o al propio Barrionuevo, refuerza la sensación de que Camani juega un rol estratégico en un tablero donde no todos pueden moverse con tanta soltura, a pesar de las consecuencias.
Gracias a Camani se destapó todo el entramado de los «borra multas», que terminó salpicando a empresas con vínculos previos con el empresario. Gracias a Camani aparecieron en el radar nombres de abogados, funcionarios y ex funcionarios que parecían atender de los dos lados del mostrador. Gracias a Camani, el gobernador Kicillof tiene presiones para desplazar a su ministro de transporte en la legislatura. Y la lista sigue.
Mientras tanto, la justicia deberá determinar hasta dónde llegan las responsabilidades y si las denuncias avanzan hacia resultados concretos o simplemente quedan como herramientas de presión en un entramado donde las relaciones de poder se entrelazan de manera compleja.