ANÁLISIS Y OPINIÓN

Las plataformas digitales de servicios de mensajería avanzan en la región y ya plantean conflictos laborales

La empresa Rappi aterriza en Chile en medio su primer conflicto en Buenos Aires. En varios países estos servicios ya generan cuestionamientos

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Ya se pueden ver en todas las grandes ciudades de Latinoamérica a jóvenes en bicicleta o moto identificados con algunas de las principales plataformas de  servicios de “despacho en última línea” es decir el servicio que conecta el punto de venta de un producto con la puerta de la casa de los usuarios de la plataforma.

Entre estas firmas se destacan Glovo, Uber East y Rappi. Esta última opera en  Colombia, México, Argentina y Brasil con más de  2 millones de descargas acaba de desembarcar en Chile como parte de dentro de su estrategia de crecimiento. Este desembarco en el país transandino coincidió con la primera huelga en el rubro ya que en los últimos días los trabajadores de la App en Buenos Aires llevaron adelante una huelga por variaciones en las condiciones laborales y consiguieron rápidamente mejoras.

Colombia es el país de la región que cuenta con mayor desarrollo de estos servicios,  así también experiencias y cuestionamientos. El diario El Espectador en marzo de este año daba cuenta de testimonios de los denominados “rapitinderos” los que denunciaban las precarias condiciones de trabajo.

Entre otras situaciones se plantea que la empresa los vigila y evalúa constantemente, no reconoce relación laboral entre los accionistas y empleados, falta de medidas de seguridad, no hay derecho a pensión y salud.

Uno de los testimonios recogidos expresaba  “Lo único que nos cubre la compañía es un seguro médico, por si nos pasa algo en el ejercicio de nuestro trabajo, pero si nos enfermamos o sufrimos un accidente por fuera de Rappi, no podemos hacer nada”. Estos trabajadores no cuentan con sueldo mínimo estable pero para exigirles y controlarlos si son dependientes.

Desde el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario de Colombia dieron cuenta que tribunales de Francia y España han condenado a Uber y a Deliveroo (una especie de Rappi europeo) a reconocer que la relación de trabajo con sus conductores y mensajeros es directa. Estos tribunales concluyeron  que estos trabajadores son subordinados y en ese sentido tienen derecho a gozar de todas las prestaciones que contempla la ley laboral para los trabajadores dependientes.

La Inspección de Trabajo de Valencia dictaminó que los mensajeros de Deliveroo son en realidad asalariados y acusó a la empresa de querer disfrazar su actividad como falsos autónomos: “La relación civil que pretenden crear esconde, en realidad, una verdadera relación laboral”.

Por último en los tribunales de apelación de Londres se rechazó una apelación presentó Uber y lo obligó a tratar a sus conductores en Reino Unido como asalariados y no como autónomos.

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