Las 62 Organizaciones ante la posibilidad de un relanzamiento estratégico

La escasa participación de la dirigencia sindical en las listas electorales del peronismo reforzaron la alerta que ya existía en el mundo gremial sobre la necesidad de engrosar el brazo político del sindicalismo para retornar a los lugares de decisiones. Recuperar el poder perdido.

Parte de esa misión la encarna la CGT con el proceso de unidad que ratificó el último miércoles en el Confederal. ¿Pero que pasó con el mandato de Perón sobre las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas?

Hoy el histórico brazo de acción política de los sindicatos se encuentra agrietado pero ante la posibilidad de un relanzamiento estratégico.

Hace días se conoció la «renuncia indeclinable» de Horacio Valdez, dirigente del vidrio, a la secretaría general de una de las tres vertientes de la 62. El titular del SOIVA no pudo cosechar logros ni colar cargos ni candidatos en las listas, a pesar de contar con un gobierno peronista en el poder. Terminó acompañando a Guillermo Moreno en las PASO y tras los malos resultados del exsecretario de Comercio y sin acompañamiento pleno en el último proceso, decidió alejarse de la «seis-dos».

La salida de Valdez genera un nuevo escenario dentro de las 62 y el sindicalismo en el marco del nuevo proceso de CGT, pero básicamente en el universo moyanista. Muchos gremios se incorporarían con su corrimiento.

Veamos. En la actualidad existen tres agrupamientos bajo el sello de Las 62. El que conducía Valdez, el que lidera José Ibarra de Taxistas, heredado del armado amarillo macrista, hoy golpeado por la pérdida del “apoyo” del juez fallecido Norberto Oyarbide, y por otro lado, el agrupamiento que motorizó la CGT empujado por Luis Barrionuevo con el textil Hugo Benítez y que no prosperó en términos institucionales.

En ese marco de atomización y ante el escaso protagonismo del sindicalismo en las PASO, se da por estos días un proceso de gran catarsis, de críticas internas ante la falta de participación política de las organizaciones sindicales en las listas peronistas y del oficialismo que se reflejaron entre apoyos y algún pedido de identidad en el último Confederal de CGT.

El proceso de unidad cegetista abre las puertas a una oportunidad histórica en las «seis, dos». Podría ser la nueva 62 ese músculo político que en una tríada CGT, CATT y el moyanismo relance una renovada agenda con una Juventud Sindical activa.

Una refundación del histórico brazo político sindical, con agenda programática, que devuelva el prestigio y poderío a un armado debilitado para llevar al movimiento obrero a los espacios de poder y respetar el mandato de Perón.