ANÁLISIS Y OPINIÓN
La toma del frigorífico Lisandro de La Torre y la conciencia nacional del movimiento obrero
Por Emmanuel Bonforti *
Publicado
Hace 4 años|
En el mercado del hombre, si no es bueno el rendimiento, se empieza con los despidos y acaba en el vaciamiento.
Arturo Frondizi para amplios sectores de los centros urbanos forma parte de lo que se consideraría un hombre políticamente correcto, ésta expresión acerca de la corrección y la política que durante años hemos naturalizado es también una construcción social. Con esto decir, que el recuerdo de quienes fueren presidentes y de sus gestiones es un escenario de disputa, de batallas sobre la memoria para operar sobre el presente.
El artículo que desarrollaremos a continuación tiene como objetivo recordar la lucha de los trabajadores del frigorífico Lisandro de la Torre, uno de los episodios más importantes de lo que se conoce como Resistencia Peronista. Este conflicto precisamente se desarrolló durante la presidencia del anteriormente mencionado, Arturo Frondizi.
Los planes de Frondizi.
El ascenso al poder por parte de Frondizi es puramente fortuito en plena proscripción del partido mayoritario, el Justicialismo, y con el exilio obligado de su conductor, se llevaron adelante las elecciones del 23 de de febrero de 1958 donde Frondizi se alza con el triunfo luego de un pacto con Perón desde el exilio. Frondizi representaba a la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) una facción algo más plebeya que la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) expresada por el viejo caudillo conservador Ricardo Balbín. A la elección que poco tenía de democrática al estar proscripto la fuerza política mayoritaria sectores militantes la caracterizaban con sorna «95% peronismo + 5 UCRI» referenciando que los votos provenían del peronismo, lectura que no hacía que más extender el manto de dudas sobre el carácter popular del nuevo gobierno.
Las incógnitas acerca de la popularidad del gobierno se irán despejando a lo largo de su gestión. Los caballitos de campaña por parte de Frondizi fueron estabilización y desarrollo. Con esto aclarar que el liberalismo siempre fue exitoso a la hora de crear slogans de campaña que terminan siendo vacíos o contradictorios. Es que la estabilización, tan mentada en otros períodos históricos, era un pedido de la oligarquía terrateniente. Como siempre una «sugerencia» de la oligarquía implicaba devaluación y menos controles estatales para el desarrollo comercial y mayores beneficios para un grupo reducido de argentinos en detrimento de los sectores mayoritarios.
Sin embargo, el gobierno de Frondizi no puede caracterizarse únicamente por ser pro ganadero, la estabilización también era un reclamo de una incipiente burguesía industrial nacida al fomento del mercado interno peronista, la cual que no comprendió las políticas sociales del aquel. La estabilización también era avanzar sobre la CGT identificada con el conductor exiliado, significaba imponer la famosa Ley de Asociaciones Profesionales. Es decir, todo un paquete de medidas que se repitieron históricamente por parte de los gobiernos radicales los cuales demostraron una tradición durante sus gestiones reactiva para con el movimiento obrero organizado. Existían otros intereses encubiertos propios de un plan de estabilización, entre ellos, una política satélite para con los Estados Unidos y continuar desarmando los engranajes de las instituciones heredadas por el peronismo que garantizaban la independencia económica.
Desde lo político el gobierno comienza con algunos gestos en relación al peronismo, deroga el Decreto Ley 4161 sancionado por la dictadura que intentaba borrar al justicialismo de la faz político, al extremo de quien mencionará a Juan Perón o Eva Perón podía sufrir la cárcel. También se deroga la Ley de Residencia de 1902, es decir, gestos que harían pensar que se avecinaba un período más tranquilo para el Movimiento Obrero en comparación al que tuvo con la Revolución Fusiladora.
El otro punto del programa era el «desarrollo» concepto de moda durante el período que no era más que una forma de emular recetas del hemisferio norte. De acuerdo a esta perspectiva el atraso económico de nuestros países se superaría bajo un plan de estabilización acompañado por los Estados Unidos. En la medida que los países dependientes copien sus recetas el camino hacia el desarrollo estaba garantizado. A partir de esto, se avalaba el ingreso de capital norteamericano y nuestras industrias locales quedaban sujetas a los designios imperiales. La transnacionalización de la economía será uno de los motores de la resistencia peronista y en particular del movimiento obrero organizado. Pocos días antes del conflicto del frigorífico Lisandro de la Torre en el populoso barrio de Mataderos, el presidente Frondizi viajaba a los Estados Unidos para empezar su plan de estabilización y seducción con el FMI. Como la historia tiende a repetirse a esta altura ya se sabía que un acuerdo con el FMI implicaba concesiones por parte de quien recibe el dinero y condiciones por parte de quien lo presta.
Los sucesos y la personalidad de Sebastián Borro.
En el negocio de carnes primera es la del novillo, la del hombre vale apenas pa’l rebenque o el cuchillo.
La política de degaste del Ejecutivo para con los trabajadores del frigorífico se ve cristalizada cuando llega al Congreso el proyecto de Ley de Carnes donde uno de sus puntos era la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre símbolo del abastecimiento al mercado interno. El proyecto contemplaba la venta a una corporación multinacional dedicada al comercio de la carne, en definitiva, nada nuevo cuando se menciona un plan de estabilización. Con el proyecto consumado los trabajadores inician negociaciones denunciando las consecuencias en los puestos de trabajo que implicaba una privatización. Además los trabajadores incorporan demandas de carácter nacional, rompen con una lógica de reclamo meramente sectorial dando muestras de la particularidad de los procesos de lucha en nuestro país y del sentido de nacionalidad por parte del movimiento obrero organizado.
Detrás de todo conflicto habrá personas que serán recordadas y la magnitud del escenario obliga a los hombres a estar a la altura de la historia. En ese sentido fue Sebastián Borro una de las figuras destacas, quien desde 1950 trabajaba en el frigorífico, con un lapso durante su detención en la Patagonia luego del golpe de Estado de 1955. Borro ya era un dirigente de principios y trayectoria para 1958. Mientras tanto Frondizi advirtió que la privatización llevaría un desgaste, por eso convocó a Borro a una reunión. De acuerdo a la transcripción del dialogo que hacen Galasso y Ferraresi en Historia de los trabajadores argentinos 1857-2018, Borro sostiene que no existe envestidura que este por arriba de los trabajadores. El dialogo es quizás una de las escenas más importantes del período de la Resistencia Peronista, donde se observa
la formación de un dirigente que considera que defendiendo a los trabajadores protege a la nacionalidad. Borro le dice a Frondizi «(…) Usted tendrá mucha intelectualidad para traicionar al pueblo y no para defender los intereses del país, y nosotros que somos simples trabajadores tenemos eso que la falta a usted (…)» Estamos ante la presencia de un discurso que excede los reclamos corporativos, nos encontramos ante una manifestación clara que identifica los avances contra la nacionalidad y la defensa contra esa prepotencia es la organización obrera. Asistimos al desarrollo de una conciencia que no es solo de clases, sino también que es nacional.
Ante la negativa de rever la privatización del frigorífico las cartas ya estaban echadas, el 14 de enero se convocó el cuerpo de delegados del establecimiento se transmite la decisión de Frondizi y el 15 los obreros deciden no abandonar el edificio. Así, se realiza una nueva asamblea abierta donde participan 8000 trabajadores donde se decide la toma, de fondo se agitaba la consigna ¡Patria Sí, colonia no! Lo que estaba en juego era más que un reclamo sectorial, era la nacionalidad, la cual estaba en riesgo de acuerdo al movimiento obrero desde el golpe de Estado de 1955.
Los sucesos que siguen son de feroz represión pero también de una gesta por parte de los trabajadores digna de recordar, la toma y los enfrentamientos posteriores con las fuerzas de seguridad regalaron imágenes inolvidables para las crónicas periodísticas de la época. La represión estaba en marcha y el Estado desplegaba todo un aparato de control que evidenciaba la compra de material importado para intervenir en el conflicto social. Lo interesante fueron las imágenes que nos brinda el populoso barrio de Mataderos el corazón del frigorífico, lo que demuestra que el conflicto no se reducía a un enfrentamiento capitaltrabajo en un establecimiento industrial. Existía un clima de solidaridad y una experiencia de resistencia en los barrios populares que iba creciendo al calor del exilio de Perón y la política económica de Frondizi. De acuerdo al libro de Galasso y Ferraresi Mataderos estaba sitiado, era una gran comuna obrera que enfrentaba al gobierno de la entrega, cuarenta cuadras a la redonda convertidas en barricadas donde participaban hombres, mujeres, niños, ancianos. Es que Mataderos era precisamente un nido de resistencia del peronismo, no es casualidad que años después durante la última dictadura militar sea la hinchada de Nueva Chicago la que desafiaba el orden represor imperante cantando la marcha peronista.
Consecuencias de la toma del frigorífico.
La huelga y la toma de los trabajadores se convirtieron en mojón fundamental de la historia de la Resistencia Peronista, un episodio que construye épica y relato al interior del movimiento obrero y el pueblo en general. La huelga aparece un como una reacción de características defensivas ante el plan de estabilización del gobierno de Frondizi. La toma del frigorífico demostró también la emergencia de nuevos delegados sindicales y sobre todo el aporte de las bases en la participación del conflicto. Asimismo significó la posibilidad de poner en práctica en un caso concreto toda la experiencia en conflictividad social que fue adquiriendo la Resistencia Peronista desde 1955 a la fecha, pero sobre todas las cosas la huelga demostró el carácter nacional de la clase obrera.
* Columnista de Mundo Gremial. Docente de la materia Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Departamento de Planificación y Políticas de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa)