La lucha del Movimiento Obrero por recuperar la Democracia. Su “ocultamiento” sistemático.

El protagonismo del movimiento obrero en la resistencia al régimen cívico-militar instaurado el 24 de Marzo de 1976 ha sido muchas veces soslayado en el análisis histórico, en algunos casos pretendiendo que la recuperación democrática fue producto de los propios errores del Régimen ( fundamentalmente la derrota de Malvinas), en otros por el indiscutible liderazgo que en esa resistencia ejercieron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo o se reduce a un análisis despersonalizado y abstracto de las causas.

Pero, fueron los trabajadores, sin embargo, los que sufrieron en mayor proporción la violencia planificada del terrorismo de Estado, (desde la intervención de la CGT e infinidad de gremios, al encarcelamiento, secuestro, tortura y desaparición de sus dirigentes, cuadros, delegados de base y militantes), ya que contra ellos apuntaba el proyecto de desindustrialización y dependencia. Fueron los trabajadores, también, los que resistieron desde el comienzo el plan entreguista y desarrollaron sacrificadas luchas que fueron minando persistentemente el poder de la Dictadura.

Las medidas de fuerza numerosas ,pero inconexas, que se dieron entre 1976 1978, todas ellas ferozmente reprimidas, y que tuvieron su primera expresión conjunta en el paro nacional realizado el 27 de Abril de 1979, declarado y conducido por el entonces incipiente grupo sindical de los «25», en el que se planteaban reivindicaciones sectoriales, pero principalmente se reclamaba por la aparición con vida de los cros, Joge Di Pascuale y Oscar Smith y se exigía la rectificación del rumbo político y económico.-

La mayoría de esos dirigentes gremiales fueron encarcelados el día anterior al paro y conducidos a la recién inaugurada cárcel de Caseros, no obstante lo cual la medida tuvo significativo alcance, fundamentalmente en los cordones industriales, estimándose que más de 1 millón y medio de trabajadores adhirieron al mismo.

En la amalgama de viejos nuevos dirigentes que convocó y condujo la medida, asomaba la figura de Saúl Ubaldini, quien lideraría más de diez años la lucha sindical en la Argentina.

Al paro del 27 sucedieron otras manifestaciones, cómo la del 30 de Marzo de 1982, y la gigantesca convocatoria multipartidaria del 16 de Diciembre de 1982 con decisiva participación de la CGT, todas acciones que enmarcaron y expresaron el permanente clima de agitación y confrontación al régimen que existía en la clase trabajadora.

Esa lucha sostenida y sacrificada contribuyó significativamente en la recuperación de la democracia, durante la cual, más allá de fraccionamientos, defecciones y debilidades, aquella línea histórica permaneció durante la conducción de Ubaldini, se continuó en el MTA y persiste en la actual CGT, en el ejercicio de una práctica gremial que, lejos de abroquelarse en parcialidades sectoriales, lucha, discute , sostiene y construye un modelo de país justo, libre, independiente y soberano , única forma real y efectiva de defender los derechos e interés del conjunto de los trabajadores y el pueblo.-