La industria del juicio y sus promotores

Acabo de escuchar dos reportajes al precandidato presidencial Juan Grabois. Como todo lo que encara, lo hace con conocimiento de causa, “no toca de oído” y politiza cualquier tema que aborda.

Sin embargo sus últimas intervenciones están imbuidas de cierto tufillo marketinero. Huele a los lugares comunes que los “coachs” políticos incluyen en los discursos. Ciertos temas  que marcan tendencia y parecería que todos los candidatos deben opinar, no nos enteramos como piensan, ellos de antemano saben cuáles son los temas que preocupan al votante y hablan en esa orientación, nunca en contra. Justamente la campaña de Juan era diferente: habla de temas no comunes en los discursos de campaña.

Uno de esos temas recurrentes que sorprendentemente Juan considera es el del “exceso de lucro de los abogados laboralistas». Evidentemente debe haber razones que le den causalidad a incluir insistentemente en el menú el desprestigiar nuestra labor con la calificación de “industria del juicio laboral”.

Es decir que el reclamo que en origen tiene como víctima del trabajador ante una falta del empleador se invierte y convierte a la víctima en victimario.  En el imaginario que se intenta imponer, “el empresario pequeño” es atacado por el abogado laboralista que promueve el juicio en su provecho.

Juan comete a lo largo de los dos reportajes analizados (Canal 5 N La Frontera(Siri)) falacias no acordes para alguien que se autodefine como ex laboralista y que analizo el tema a fondo.

La primera critica que dice haber hablado con empresarios pero no dice nada sobre si realiza consultas con  representantes de la contraparte, salvo una mención a la palabra autorizada de Héctor Recalde ,y que el lugar donde esta es de un importante laboralista  de quien afirma  que tiene algunas diferencias, sin decir cuales

Luego cuando se refiere a la tarea del abogado laboralista no la considera “trabajo” ya que cuando la compara con quien trabajo anteriormente, desconoce la labor del abogado

El tema centra en la litigiosidad  y sus consecuencias y el 40% que se le cobra al trabajador como pacto de cuota- litis, afirma que el 20% “está bien», sin decir porque y la falta de ética de cobrar el 40% si aclarar cómo se compone el 40%  y para que fines

Esto  parece ser lo sustancial su discurso respecto al mundo del trabajo.

Creo en principio que Juan tiene la capacidad como para abordar el tema del trabajo con mucho más profundidad y no lo hizo adrede por lo menos en estos dos largos reportajes. Prefirió sumarse al coro de coachados y toma el tema desde la misma frívola perspectiva; Sin análisis y solo abordando el aspectos parciales.

El mundo del trabajo es mucho más complejo y las relaciones del trabajo tienen trayectorias más allá de los finales que terminan en juicio y de la intervención del abogado laboralista

Juan sabe que el trabajo informal en la que cae el pequeño empresario tiene otras causas que superan del temor al juicio laboral. Justifica el trabajo ilegal como consecuencia de la necesidad empresaria para mencionar algunas que no mencionó: la inflación, la volatibilidad de los precios mayoristas, la falta de acceso al crédito, su escasa participación en las paritarias copadas por los grupos concentrados, donde no se trata sus problemas específicos de las Pymes no obstante haber una ley especial que lo prevea.

Juan sabe que ahora se agrega la dificultad de acceso a ciertos insumos imprescindibles para el producto terminado que escasean  en el mercado por problemas severos en las importaciones.

Todo esto genera situaciones conflictivas que necesariamente llevan al litigio (no solo laboral, sino también civil y comercial). No existen mecanismos adecuados para que sean las partes las protagonistas del conflicto y pueda mediante mecanismos preestablecidos, negociar y llegar a acuerdos.

Juan convierte a Laboralista en promotor de sus juicios cuando se trata de conflictos de terceros donde solo ofrecemos nuestro “trabajo cuando se agotaron otras vías preexistentes” (intervención del Ministerio de Trabajo conciliaciones obligatorias negociación directa).

Esta campaña en contra de los profesionales del Derecho consiste en tratar de responsabilízanos de una crisis sine die de las empresas locales producto de reglas impuestas de políticas expropiatorias que condicen necesariamente a la desindustrialización, deslocalización y bancarrota de muchas empresas locales; los empresarios pequeños, pero primordialmente los trabajadores pierden en poder adquisitivo día a día. Estamos en presencia de una concentración de la riqueza en los sectores más ricos de la sociedad evitando cualquier tipo de culpa o responsabilidad de ellas y sus propietarios.

Es muy fácil la ecuación si nadie “los va a joder», como afirmás Juan esta tendencia va a continuar. Crisis que no nos pertenece salvo a los ricos que construyen las políticas para mantener sus privilegios en un mundo productivo donde lo menos importante son los juicios laborales.

Los albores de esta campaña arrancan a principios de los años 90 cuando el presidente de entonces introdujo diferentes medidas las cuáles aseguró que “acabarían con la industria del juicio laboral para siempre”.

Hace muy poco, el equipo jurídico del Dr. Rizzo promovió demanda contra  la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo en el que fueran condenados por haber ridiculizado a los abogados laboralistas como “caranchos” en solicitadas publicadas en varios diarios (el proceso tramitó por ante el juzgado Civil 79 y la Sala “I” de la Cámara; Expediente Nº77.106/17 y la fecha de la sentencia de Cámara ratificatoria de la del juez inferior fue del 2 de diciembre de 2022).

Sin perjuicio de la ejemplar sentencia condenatoria, ahora vuelven a las andadas y, tanto en la campaña política de algunos candidatos y, como siempre en medios de difusión masivos, se vuelve temerariamente al ataque contra los abogados laboralistas.

Contrariamente a lo que se cree, suelen ser los demandados quienes evitan conciliar y estirar los procesos en los juicios laborales

Los discursos continúan en la via diagramada por los formadores de opinión donde todos dicen lo mismo. Todas y cada una de ellas proclamaban sonoramente venir a “terminar” con industria del juicio, con el empleo en negro, con nosotros «los promotores caranchos” de tal manera que queden fuera del debate los temas de fondo que a la economía en el ejercicio pleno de la ciudadanía.

Creo Juan es distinto… Toma a la política seriamente y es capaz de reflexionar y retractarse… Así lo esperamos.