La conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) recibió este viernes al presidente electo de la Nación, Alberto Fernández, durante un plenario de secretarios generales.
El encuentro ratifica el total respaldo del movimiento gremial al gobierno de Fernández, tras el contundente triunfo en primera vuelta.
La jornada se convirtió en histórica: fue la primera vez que Alberto pisó el Salón Felipe Vallese y todo el arco gremial pactó la unidad.
Los dirigentes comenzaron a llegar a la sede cegetista de Azopardo cerca de las 10 de la mañana, en medio de un fuerte operativo de seguridad que rodeó la estructura del mítico edificio.
La mayoría se movilizó en bloques, por sectores. El moyanismo por un lado; los ligados a Sergio Palazzo, por el otro. Así fueron arribando todos los mosaicos del gremialismo actual.
Estuvieron todos los sectores: los Gordos e Independientes, el Frente Sindical para el Modelo, la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) del taxista Omar Viviani y Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional (Semun) de Sergio Sasia.
Si bien la representación gremial fue total, hubo ausencias. Las más notorias: Gerardo Martínez y Luis Barrionuevo.
El ingreso del mandatario nacional electo al Salón Vallese fue cerca del mediodía. Fue recibido con una gran ovación.
Junto a los trabajadores estuvieron Sergio Massa, Axel Kiciloff, gobernadores, legisladores, intendentes y futuros funcionarios del gobierno albertista.
Tras una bienvenida a cargo de los cosecretarios generales Carlos Acuña y Héctor Daer, Fernández reconoció su felicidad por pisar por primera vez al histórico salón y señaló el éxito de la unidad electoral.
«Este día es posible porque nos unimos», abrió el discurso ante un auditorio colmado.
Sin antes mencionar la «grandeza» de Cristina Fernández de Kirchner en el armado de la fórmula presidencial del Frente de Todos y reivindicar a Juan Domingo Perón, el exjefe de Gabinete destacó el «esfuerzo» realizado por todos los sectores del peronismo para garantizar el triunfo el pasado 27 de octubre.
También hubo reconocimiento a dos grandes dirigentes de la central obrera: Saúl Ubaldini y José Ignacio Rucci, a quien definió como «el más grande dirigente que tuvo la CGT».
Al referirse a su futura relación con la centra sindical, fue contundente: «el movimiento obrero organizado es parte del gobierno que se va a instalar en Argentina el 10 de diciembre«.
Para cerrar, propuso que la casa de los trabajdores se conviertan en un «centro de capacitación tecnológica» para los que trabajan se preparen para los desafíos del futuro en el mercado laboral.