ANÁLISIS Y OPINIÓN
Herme Juárez: Use y descarte, la doble vara de la política
Sabiendo de su monopolio portuario y extorsionador, el Gobierno, desde el inicio de su gestión, utilizó al sindicalista Hermé Juárez para su beneficio y ahora le soltó la mano.
Se sabe: una traición en política no se le niega a nadie. Como una escuela de mal, el axioma, que previamente solo aplicaba al peronismo, derramó como lava sobre cualquier vertiente política; en este caso Cambiemos. De fotos sonrientes con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, junto a otros gremialistas del sector, al ocaso pasó el dirigente sindical portuario santafesino y multimillonario Hermé Juárez.
Cuando el hombre pisaba la luna en 1969 Juárez empezaba a tejer su emporio y el que terminó en la más remota oscuridad, pero de un calabozo, fue él: 50 años de reinado dilapidados en menos de cuatro años de Cambiemos. ¿Qué pasó?
Heroico para el Gobierno que lo usó para disciplinar a Omar “Caballo” Suárez y a otros sindicalistas del sector ya que Juárez accedió, en 2016, a pesificar los costos portuarios de su monopólica Cooperativa de Trabajadores Portuarios. Juárez había logrado dolarizar todas las tarifas a costa de paros y extorsiones. Sí, leyó bien: era el jefe del sindicato que representaba a los trabajadores estibadores de su empresa y de los cuales Juárez era el patrón. Un as para los negocios: cobraba de los dos lados del mostrador. En el derrotero empresario, Juárez explotó el monopolio de las palas mecánicas para sacar la materia prima de los silos y subirla a los buques; luego invirtió en helicópteros, dragas y otros tantos servicios portuarios.
En cualquier caso, ese sacudón a la baja en la estructura de los costos portuarios sirvió para gatillar sobre el titular del SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos), el otro gran empresario y sindicalista del sector. Y la jugada sirvió para salir en fotos con Dietrich cuando Cambiemos tenía unos cuantos gremios amigos. “Vino Caliente”, tal como se lo conocía a Juárez, y el “Caballo” estaban servidos en bandeja porque fueron sindicados por el pool sojero empresario ni bien asumió Macri. Ambos sindicalistas cayeron en desgracia en distintos tiempos con un denominador común: son vergonzosamente millonarios. Y sus fotos con millones en cajas fuertes no hacen otra cosa que amplificar y justificar el discurso del Gobierno anti sindical.
Los tiempos en los que cayeron presos no fueron azarosos: Suárez terminó tras las rejas en septiembre 2016, luego de que su gremio fuera intervenido y como demostración del cambio político. Fue la baraja de Cambiemos en las elecciones de medio término. Y ahora Juárez, a solo 10 días de las PASO.
En ambientes empresarios lo dicen así: “A Macri le va muy mal en Santa Fe por lo que la intencionalidad de mostrar esta obscenidad en estos días tiene una finalidad política de revertir la mala tendencia electoral”. En un gremio del sector coinciden con esta lectura respecto al abandono del Ejecutivo de quien le diera una mano al inicio de la gestión Cambiemos.
Hagamos historia para entender la psicología de Juárez. Desde chico entendió que para recibir hay que dar. Su padre tenía un dispensario de vinos y cuando no lo dejaban salir a potrear conectaba una manguera a los toneles de almacenamiento y regaba las bocas de sus amigos con vino. Claro está, el néctar salía frío en invierno, y caliente en verano. Esa traición a la economía familiar le valió el apodo que lleva hasta el día de hoy: “Vino caliente”.
Otra anécdota: en su amplia sala de reuniones que acompaña su despacho de secretario general del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA) tiene la réplica del cuadro “La última cena” del genial Leonardo Da Vinci. En ese cónclave Jesús les anunció a sus discípulos que lo traicionarían; pero también puso la otra mejilla y les ofreció pan y vino. Traición, pan y vino: algo que le tocó probar ahora a Juárez.