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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Fondo de Cese Laboral: una oportunidad en medio de la tormenta

Por Juan Manuel Morena, director de Mundo Gremial

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Con la reforma laboral en puerta entramos en un año difícil y el mundo del trabajo lo va a sentir.

Las intenciones (públicas) del gobierno apuntan a mejorar la productividad, y enfrente se habla del paquete del FMI. Los sindicatos, esperan.

En privado, la conversación es diferente. Y hay un punto que entre muchos sindicalistas no hace tanto ruido, y hasta dicen que no les parece mal: el fondo de cese laboral.

Desde quienes lo critican, con razones fundadas, dicen que es una herramienta financiera, que sustituye la indemnización. Por su lado, también elimina la protección contra el despido arbitrario, sumado a un posible bloqueo de cobro ante despido controvertido.

Entre los puntos cuestionados, está el costo administrativo, que según se habla sería del 8%.

El ejemplo de este fondo lo tenemos en la construcción. La dinámica de la actividad, de la obra, genera características particulares propias de la finalización de un proyecto y de las etapas del mismo, donde un empleado no podría tener una relación laboral convencional.

A tal fin, este fondo opera para poder cubrir ese ciclo de la actividad: entre que termina la obra y el trabajador encuentra otro empleador.

En la construcción técnicamente no hay conflicto en este punto. El trabajador tiene su respaldo y no hay litigiosidad. Pero lo interesante, y se abre la puerta con la reforma laboral, es la masa financiera del fondo.

En el 2017, el fondo de cese laboral en la construcción acumuló aproximadamente 5.000 millones de pesos. Este fondo se reparte a cuenta personal en casi todos los bancos del país. Lo llamativo es que la cuenta personal a la hora de ser retirada por el trabajador no tiene ningún punto sumado por interés. Pero esa plata, los bancos la trabajan.

Hoy cualquier ciudadano de a pie que saca un préstamo paga una Tasa Efectiva Anual (TEA) de 101%, aproximadamente. Digamos, saca 100 pesos y paga 200, en un año. Pero el trabajador de la construcción no recibe nada durante ese período.

Ahora, si en este proceso de reforma, el movimiento obrero opera sobre este fondo, con una tasa de capitalización a título personal, por arriba de un plazo fijo, o similar, que está entre el 40% y el 43%, ese trabajador que generó un fondo a 4, 7, 12 o 15 años no solo que multiplicó su indemnización exponencialmente, sino que en muchos casos, podría cobrar solamente intereses y mantener su capital a lo largo de un tiempo considerable.

Esto puede ser un planteo de mínima. Pero qué pasaría en la economía real si ese fondo de indemnización invierte en la actividad, sobre industrias por sector, donde la tasa de financiación sea por debajo de la que se toma en el sistema financiero actual, que está cerca del 90% anual. Que pasaría en ese camino si con los fondos, o una parte de eso, los trabajadores se asocian al capital.

En el aikido -arte marcial de Japón- se aprovecha la fuerza del otro. Siempre pueden existir propuestas superadoras. Hay que medir la potencia del oponente.

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