La actualidad del Sindicato del Seguro se divide en dos conflictos: la pelea por la reapertura de paritarias y la sucesión de Martínez en la secretaría general.
El gremio parece no tener paz después del bochornoso Congreso Nacional de Delegados, en donde se puso a consideración el balance de la gestión, atravesado por el affaire judicial Raúl Martínez y el abogado Carlos Miodownick.
A casi un mes de aquel encuentro, todavía los afiliados se preguntan por los resultados de la votación, ya que no se han hecho público los resultados, tal vez por ser la primera vez en la historia del sindicato que no se ha aprobado por unanimidad, dejando a Martínez en una clara posición de debilidad frente a todos los dirigentes, tanto propios como extraños.
En ese contexto, el pasado 18 de diciembre, en una reunión entre Jorge Sola y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, en cuya agenda estaba el tema paritarias, off de records se trató el tema institucional, donde el actual secretario gremial le habría solicitado que tome cartas en el asunto y autorice un delegado normalizador con la tarea de promover el adelantamiento del proceso eleccionario pautado por calendario recién en marzo del 2020.
No son pocos los que se animan a poder reemplazar a Martínez como secretario general. Uno de ellos es Sola que la semana pasada intentó sacar músculo convocando a una marcha por reapertura de paritarias que han quedado un 20 % atrasadas frente a los datos de la economía que el mismo gobierno reconoce a través de la información aportada por el INDEC.
Esa paritaria que tanto Martínez como Sola negociaron y cerraron en un 26.5% en dos tramos no acumulables, el primero en Julio y el segundo tramo en octubre, del presente año. Atrás quedaron las promesas de $15 mil pesos por el día del seguro y la cláusula de revisión que el comité asegurador no pretende reabrir.
Seguros quedó lejos del cierre de las demás entidades gremiales. Sin mencionar que no en todas las empresas se ha hecho efectivo el pago de la primera cuota de los $5.000 por el acuerdo llevado adelante entre el gobierno nacional y la CGT.
Sin embargo, la convocatoria que pretendía mostrar Sola al comité asegurador, y hacia el interior del sindicato, no logró el efecto deseado en ninguno de los casos ya que tuvo nula participación en la empresas, y en las principales ciudades del país, fue muy llamativo en especial la ciudad de Rosario, pago chico de Sola, donde no consiguió movilizar siquiera al aparato del gremio, dejando en ridículo y expuestas a las quince personas que lo acompañaron.
En la city, epicentro de la marcha, la cuestión fue muy similar pero con algunos matices. A las 11, la convocatoria no tenía más de diez dirigentes, fue entonces cuando el gerente general de la OSSE Jorge Oliva, también congresal, le pidió a los empleados que se sumen a la marcha que en desconformidad por la promesa incumplida de un bono de 15.000 pesos no querían bajar.
Pero negociaciones de última hora y la promesa del coordinador de OSSEG, Alfredo Piccolella, de pagarlo en enero, hicieron que el grueso de los empleados bajara y se sumaran a la marcha en apoyo a Sola.
