La actividad de los repartidores de apps creció de manera exponencial en tiempos de pandemia. Se estima que en la actualidad son unos 100.000 los deliverys de plataformas distribuidos en todo el país, con preponderancia en las grandes ciudades o capitales. La mitad de los trabajadores residen en la provincia de Buenos Aires.
En La Plata, capital bonaerense, el incremento del sector fue superlativo y las calles y diagonales ven transitar a diario a miles de repartidores. En ese contexto, los trabajadores comenzaron a agruparse, en primera instancia para sobrevivir a la inseguridad de ciudad, y en segundo término para empezar a luchar por sus derechos laborales.
La situación fue aprovechada por un puñado de repartidores que en colaboración con la Municipalidad de La Plata gestaron el nacimiento de una asociación civil, hoy con aspiraciones sindicales y fuertes cuestionamientos internos acerca de los polémicos fines perseguidos por la entidad.
Mundo Gremial accedió a documentación y material que comprueba el lazo entre el equipo del intendente Julio Garro y la conducción de la Asociación Civil de Repartidores Independientes (ACRI) -hoy ASRI- que encebeza Mauro López.
Lo que comenzó como un negocio con seguros, servicios de acarreo y prestaciones de salud derivó en un armado represivo para cazar trabajadores repartidores con complicidad de la policía local y funcionarios del municipio. Una estructura de persecución para desarticular las protestas de los deliverys. Una vez más, la Gestapo antisindical del intendente Garro en acción.
Un esclarecedor audio revela un oscuro entramado que une a la ACRI y la Municipalidad de La Plata con connivencia de la policía local.
Quien habla es Mauro López, presidente de la ACRI. En el mensaje de voz al que tuvo acceso Mundo Gremial, López describe la estretegia de la organización para frenar las protestas de los trabajadores en territorio garrista.
«Dejalos que se manden solos, boludo, que yo los voy a agarrar en Plaza Moreno a todos. Los vamos a esperar nosotros, le voy a decir a Dario (Ganduglia), a Sebastián Martínez (Jefe Policía Local), que los levante a todos, que les pida papeles de la mato, casco y toda esa gilada, y que a los extranjeros de mierda, boludo, que no tienen los papeles, boludo… que se los lleven a la mierda… La otra alternativa es agarrar dejarlos que hagan el paro, hablar con los contactos de la municipalidad, que los vayan a reprimir, y ahí llega ACRI y calma a la policía. Esas son las únicas dos opciones, dejar que se junten no convocados por nosotros, que caiga la policía y después nosotros caemos como intermediarios entre la policía y los repartidores».
Garro y Ganduglia
El audio compromete a funcionarios del municipio, del riñón del intendente Garro, y refleja la actividad complicidad de la fuerza policial para reprimir y desarticular los reclamos de los repartidores.
Uno de los nombrados por López es Darío Ganduglia, ex Secretario de Seguridad municipal y actual presidente del Concejo Deliberante de La Plata. Ganduglia es el nexo entre la ACRI y Garro.
La relación Garro – ACRI
El nacimiento de la ACRI data de septiembre de 2019, a través de un trámite express facilitado por la comuna platense. El nexo fue Ganduglía, por entonces secretario de Seguridad, quien además de facilitar el Salón Dorado de la Municipalidad para los encuentros de los repartidores abrió diálogo con autoridades policiales del momento, el jefe de la Departamental La Plata, Sebastián Perea, y el de la Policía Local, Sebastián Martínez Pass.
Al nacimiento de la ACRI, los propios integrantes aclaraban que la intención no era crear un sindicato. El fin perseguido era otro: a través de una asociación civil, por medio de un acuerdo político con el gobierno de Garro y la buena relación construida con la empresa Glovo, buscarían generar un negocio escondido detrás de las intenciones de prestaciones de beneficios a los trabajadores.
Las prestaciones a ofrecer serían seguro de vida, seguro por accidente o por enfermedad, lucro cesante, y hasta la posibilidad de conseguir campings o espacios de recreación. Pero la relación laboral «independente» era una defensa de la ACRI. La intención era mantenerse como monotributistas, encubriendo la relación laboral.
La situación de la ACRI cambió cuando Glovo decidió irse del país. Este grupo civil nunca logró acercar posiciones con Pedidos Ya y Rappi y vio desvanecerse el armado, que ahora intentan reflotar con el sueño de un sindicato, por eso cambiaron la sigla a ASRI (Asociación Sidnical de Repartidores Independientes), un proyecto aún sin sustento legal.
Además de las estrechas relaciones entre López y el támdem Ganduglia-Garro, a López y a al menos uno de sus allegados en al ACRI, Alan Guas Jensen, los une también un vínculo laboral.
López y Guas Jensen figuran como empleados municipales, ambos desde los tiempos de creación de la ACRI.